Diem09 November 2020
Lo siguiente es el temor, que no se va. Mientras no puedas constatar un final, es decir, la reaparición o muerte de quien buscas, todas las posibilidades están abiertas y todas son pésimas. Quieres pensar lo mejor y terminas, cada vez, en lo más bajo, en el escalón que te manda al charco de lodo. La esperanza de un regreso (que casi nunca sucede, que es un puro deseo de que en la vida haya magia, triunfo, justicia) alimenta el miedo con materiales más inflamables que las amenazas.
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