Aprender a hablar con las plantas

Esta una de esas novelas cotidianas, sinceras, que dejan a la protagonista desnuda ante el lector haciendo que sea fácil empatizar con ella y ponerse en su piel.
A pesar de ser a priori una historia triste, la novela esconde ciertos puntos de humor y frescura que la convierten en una historia vital y esperanzadora. Además, considero que en este caso es todo un acierto la forma en la que la autora mezcla la narración de los hechos que van teniendo lugar con fragmentos tipo diario con los pensamientos de Paula.
Es una novela que me ha dejado un regusto agradable y optimista a pesar de lo triste de la historia, seguramente gracias al estilo tan delicado e intimista de la autora, que consigue encontrar el equilibrio entre un extremo y otro, consiguiendo llevar al lector a un intenso viaje interior junto a la protagonista camuflado en una historia en la que aparentemente no sucede nada, pero que supone toda una debacle para ella.
Una historia sencilla, cercana y tan real que podría ser la historia de cualquiera de nosotros; el tira y afloja que mantiene una persona con la vida, intentando aferrarse a algo que le haga seguir adelante y no le deje mecerse en ese cálido vacío que a veces parecen ser la tristeza y la soledad.
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