InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de PersonneNadie


PersonneNadie
28 April 2018
Sonsoles Ónega demuestra aquí su valía como periodista. No cabe duda de que la novela está bien documentada, y no sólo en lo que se refiere a los hechos, a las personas y a los lugares en que transcurre la realidad histórica que la novela pretende recrear, sino también en lo relativo a las modas e incluso a las marcas más usadas por las clases acomodadas en la Barcelona de los años 1930. Está claro que la autora ha hecho un examen exhaustivo de la prensa de la época (incluidos anuncios).
El problema es que escribir una novela exige habilidades muy distintas de las requeridas para redactar un dosier periodístico. Escribir una novela es crear un universo, y uno de los mayores retos a los que se enfrenta el novelista es el de conseguir introducir al lector en ese universo de ficción y hacerle “vivir vicariamente experiencias que la ficción vuelve nuestras”, decía Vargas Llosa. Ahí es donde Sonsoles Ónega fracasa clamorosamente.
Descripciones como “mordió una galleta Artiach” (p. 61) y, poco después, “se extendió la crema de Arden” (p. 62) y tapó “la hidratante nocturna de Risler [...] el dentífrico de Listerine” (idem) no contribuyen a transportar al lector a la atmósfera de la época, sino que lo llevan a distanciase preguntándose qué pinta en la narración este catálogo de marcas. La abundancia de topónimos y nombres propios no consigue compensar la ausencia de habilidades de creación de un espacio. No hay espacio imaginario en Después del amor.
La protagonista se mueve en un universo fantasmagórico, tan falto de espesor como el propio personaje, que no sólo carece de dimensión psicológica, sino incluso de corporeidad; Carmen Trilla es un personaje perfectamente plano, como los restantes habitantes de ese espacio inexistente. La voz narradora nos dice que es muy guapa, pero en ningún momento se nos proporcionan los índices necesarios para poder representarnos ni esa supuesta beldad ni ningún otro rasgo de su personalidad. Y es que los personajes de Después del amor son meros estereotipos maniqueos que intercambian artificialmente frases impostadas, gestos forzados y exclamaciones patéticas. Sus caricias teatrales resultan tan poco creíbles como sus reacciones, inconexas e inesperadas hasta el punto de suscitar mucho más desconcierto que interés.
Todo en la novela resulta inverosímil, pero dos elementos lo son hasta un punto inaceptable en una novela publicada. Uno de ellos es el nacimiento del amor entre Carmen Trilla y Federico Escofet, que no parece merecer ni coherencia, ni progresión, ni cuidado alguno. El otro está en las relaciones entre doña Carmen y su criada Manola, que tan pronto se comporta con el servilismo propio de la época (y descrito por la voz narratorial) como se sienta junto a su señora para interesarse por la marcha de sus relaciones conyugales o recriminarle su comportamiento adúltero.
Una auténtica lástima, porque el tema era bonito y oportuno. Un buen novelista podría haber escrito un estupendo relato. ¿Por qué creerán tantos periodistas que si son buenos en su oficio también lo serán como novelistas?
Comentar  Me gusta         10



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro