El Gran Rojo

Benito Olmo no hace trampas, dispone de todas las cartas y se marca una jugada magistral.

Como ya se apreciaba en su anterior novela, su estilo se enmarca dentro de la novela negra más clásica. En este caso, se sirve de elementos tan característicos del género como los detectives, las droga, la prostitución, los sicarios…Sí, esta obra es un ejercicio perfecto del noir más tradicional, adornado con una narrativa muy cuidada y de calidad.

Acompañar a Mascarell por los recovecos más marginales de Frankfurt es una aventura de alto riesgo, y si de paso te topas con una adolescente de una entereza admirable, la historia solo puede ir a más.

Corrupción, persecuciones, amenazas. A veces es difícil discernir si una se encuentra ante un texto escrito o un largometraje de éxito. Por momentos he tenido las mismas sensaciones que me provocaron películas como “Sin city” o “León el profesional”. No hay un motivo concreto para esto, tal vez es lo bien hilada que está la trama y el ritmo y la forma en la que suceden los acontecimientos.

Lo cierto es que el autor tiene un estilo muy particular que sabe desarrollar con mucha destreza y que convierte a la persona que lee en testigo directo de todo cuanto acontece como si estuviese dentro de la historia.

Para mí, el autor ha sido un descubrimiento porque cuando sueles leer muchos títulos de un mismo género, tiendes a encontrar muchas similitudes entre distintos libros o determinados clichés que se tratan de la misma manera. Sin embargo, con las novelas de Benito Olmo he tenido la sensación de estar ante algo menos común y eso es de agradecer.