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En el corazón del capitán Massimo Tizzi solo hay sitio para su pequeña Iris y su carrera como piloto del ejército italiano. Hastiado de la borrascosa relación que mantiene con la madre de la niña, lo último que desea es volver a complicarse con una mujer. La Toscana es su refugio y solo allí, junto a su familia, disfruta de las cosas buenas de la vida. Enamorarse no entra en los planes de Martina Falcone. Necesita escapar de una realidad que detesta y del recuerdo del hombre que destrozó su vida... La historia comienza con un encuentro entre dos desconocidos en un hotel de Roma. Una noche de sexo sin preocupaciones y sólo por el deseo sexual acaba convirtiéndose por la mañana en un mal entendido que les será imposible resolver puesto que ninguno de los dos sabe ni siquiera el nombre del otro. Olivia Ardey nos presenta una historia de amor diferente, donde los problemas entre los protagonistas se centran única y principalmente en la desconfianza y la falta de comunicación entre los dos. Pero es la personalidad de los protagonistas y la forma de comportarse ante cada acontecimiento, lo que no me ha terminado de gustar de la historia. Massimo y Martina tienen personalidades muy idénticas y el choque entre titanes es muy frecuente, es lo que le da vida a la historia y a la relación que comienzan a tener pero, aún así, no ha sido una relación que me haya conquistado. Me ha gustado mucho más la relación de los personajes secundarios, Rita y Enzo. Rita, hermana menor de Massimo, y compañera de estudios de Martina, que tras sufrir varias decepciones en el amor y sentir que no encaja en ningún lugar, comienza a enderezar su vida. Enzo, por otro lado, es abogado y amigo de Massimo, que llega a Villa Tizzi para ayudar a la familia de Massimo con algunos asuntos legales. Un hombre seguro de sí mismo que ayudará a Rita a confiar en sí misma y luchar por lo que quiere. Conforme se va asentando esta relación, va adquiriendo mayor protagonismo, equiparando casi a la relación de Massimo y Martina. La novela tiene un ritmo muy ágil y la pluma de Olivia Ardey es muy fluida y amena. La novela es muy romántica demasiado para mí, por lo cual me ha resultado muy empalagosa y hacia la mitad de la novela se me ha hecho muy pesada. |
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