Lágrimas de silicio

En tiempos en los que está muy de moda la inteligencia artificial y el concepto del cuerpo como organismo en constante transformación, llega de la mano de Dilatando Mentes y Juan Antonio Oliva Ostos, esta antología de relatos utópicos y distópicos que va a hacer las delicias de los aficionados a la ciencia ficción.

A través de un prólogo "profético" de Cristina Jurado donde ya adelanta lo que se nos viene en materia de hibridaciones y amalgamientos con las máquinas y las mentes cibernéticas, pasamos a la selección de relatos. El primero nos sorprenderá de forma violenta: ¿puede ser más humano una inteligencia artificial que el propio humano? ¿Dónde se dibujan los límites, si es que los hay? Un relato durísimo que nos muestra un final desolador que bien podría estar a la vuelta de la esquina.

Tendremos también un acercamiento al instinto maternal, al punto de que seres sin alma o corazón acabarán sintiendo lo mismo que un ser humano, y pelearán hasta las últimas consecuencias para cuidar lo que le pertenece.

Hay ecos de misticismo y religión, hay debates sobre los seres humanos como dioses creando vida artificial, y nuestros fútiles deseos de esclavizarlos para caer luego en la cuenta de que probablemente los esclavizados vayamos a ser nosotros. El silicio del título inunda cuerpos mecánicos y mentes de colmena electrónicas, y el autor ahonda ampliamente en las implicancias morales y filosóficas de la humanidad cuando juega a ser Dios.

Nos asombramos ante un relato detectivesco, algo de capa y espada, romances fugaces y despedidas tristisimas. Como los humanos, los transhumanos también necesitan trascender. Hay una línea poética, un finísimo hilo lírico conductor en cada relato que nos va llevando por universos de acero que sólo podemos soñar pero que, sin saberlo, probablemente ya los tengamos aquí y ahora.

La exploración de tramas y subtramas nos va llevando por momentos también hacia el terror y la nueva carne, conceptos que apuntalaron el género de artistas muy importantes como Clive Barker o David Cronenberg. Este último en particular ha dirigido varias películas en el que la unión entre carne humana y acero mecánico sirven de parábola para narrar todo un abanico de angustias existenciales, y eso aquí Juan Antonio lo traslada a su propio universo, con androide hermafroditas que sufren transformaciones que van más allá del cuerpo, o ciudades autómatas industriales que son llevadas a su propia ruina debido a un ingente exceso de producción descontrolada... Como vemos, múltiples y posibles futuros donde la mayoría de las veces, y para nuestra desazón, las cosas acaban mal.

Quiero destacar nuevamente a los amigos de Dilatando Mentes por seguir apostando a autores patrios, en este caso un escritor con mayúsculas que nos regala una antología de las que quedan para el recuerdo. Podemos descansar tranquilos, la ciencia ficción patria está más viva que nunca.