En estos cuentos reaparece la exploración del animismo de la cultura andina. Las voladoras de estos cuentos son figuras rotundamente corpóreas y quizá más cercanas al significado que tiene la palabra ánima en la novela homónima de Wadji Mouawad, quien al igual que Ojeda bucea en las profundidades de lo atroz. Esta corporalidad se trasluce en cuerpos tremendamente violentados, la figura de la decapitación o la degollación, así como muchas referencias a la mutilación tienen una presencia fundamental en este libro. Precisamente la mutilación más mortal y cruel que pueda existir, la “decapitación”, impregna los relatos de vísceras, de coágulos de sangre y especialmente de cabezas que vuelan. de modo que Ojeda explora en el símbolo de la cabeza, entendida como una analogía de la mente o el pensamiento.
|