Sigo adentrándome, poco a poco, en el universo Ogawa, esta vez con “Destellos de ámbar”. Una obra que se me hizo algo lenta pero que me ha dejado un poso profundo debido a una trama muy dura que es contada de una forma tan sutil, que no te das cuenta de su fuerza hasta que los días van pasando y no puedes sacártela de la cabeza. El señor Ámbar es un anciano que lleva una vida apacible en una residencia. Sin embargo, su infancia no fue nada convencional puesto que la pasó encerrado en una casa con jardín junto a su madre y su hermana Ópalo y su hermano Ágata. de acuerdo con su madre, fuera de ese lugar, solo había monstruos y peligros, por lo que los niños debían permanecer allí, el único lugar seguro. Así, la obra es bastante perturbadora porque no deja de narrarnos un encierro, una suerte de secuestro llevado a cabo por una madre que borra hasta los nombres de sus hijos y casi roba hasta sus voces puesto que solo tienen permitido susurrar… Aun así, la narración no muestra este argumento dramático directamente, puesto que lo vemos desde los ambarinos ojos infantiles del protagonista, quien cuenta, con todo tipo de detalles, el día a día de aquellos años, donde es complicado discernir qué es realidad y qué surge de la prodigiosa imaginación de los hermanos, que será su medio principal de entretenimiento y evasión. Creo que esta historia será especialmente disfrutable por aquellas personas que fuerais niños curiosos e imaginativos porque fácilmente podréis identificaros uniros al baile de juegos y sueños de estos hermanos. Por mi parte, me he sentido más identificada con la hermana mayor, que entiende y protege a los pequeños, pero que en cierta manera ve todo desde fuera. Por ello, no he conseguido disfrutar al 100% de esta obra tan especial. Me ha parecido el claro ejemplo de “no eres tu, soy yo”. Mi mente racional y seria no ha sido capaz de jugar con los niños, pero si de apreciar el inmenso talento de Ogawa a la hora de captar perfectamente la esencia de la infancia y crear una obra evocadora y onírica con un trasfondo descorazonador. Este libro refleja de una forma maravillosa la pureza de la infancia. Leyéndola con ojos adultos es imposible no sufrir viendo todo lo que rodea a esos niños, ahogarse en esa burbuja en la que viven y querer saber más de lo que nos cuenta la autora… que nos deja con ganas de saber más sobre algunos detalles de la vida de los protagonistas. ¿Os llaman la atención los libros narrados desde ojos infantiles? ¿Habéis leído a esta autora? Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
La novela que lanzó a la fama a Yoko Ogawa. Un canto a la amistad, el amor y el respeto, y una apasionante introducción al mundo de los números.
Una madre soltera entra a trabajar como asistenta en casa de un viejo y huraño profesor de matemáticas. Sin embargo, no es un profesor cualquiera: antaño fue un reconocido matemático pero, tras un trágico accidente, solo recuerda lo ocurrido en los últimos ochenta minutos. Aunque siguen apasionándole los números y la resolución de problemas matemáticos, debe apuntar las cosas importantes en post-its para repasarlas todos los días, incluida la identidad de quienes lo rodean; una situación que lo vuelve muy vulnerable. Sin embargo, el profesor irá aceptando en su vida la irrupción de la asistenta y de su hijo, Root, de diez años, con quien comparte una pasión: el béisbol. Poco a poco se irá fraguando entre los tres una hermosa relación fundada en el afecto y la transmisión del saber. Una novela que devuelve la fe en el alma humana.