Correspondencia

Virginia Woolf y Victoria Ocampo se conocieron en 1934 en Londres y, aunque después solo se encontraron tres veces en persona, lograron una conexión personal e intelectual muy especial, como explica Victoria: “yo la miré con admiración. Ella me miró con curiosidad. Tanta curiosidad por una parte y admiración por la otra, que enseguida me invitó a su casa”. Este libro recoge algunas de sus cartas desde 1934 a 1940 y aunque la correspondencia de Victoria no esté completa podemos entrever su mutuo afecto. Mientras el mundo se cae en pedazos, Virginia y Victoria construyen una amistad cimentada en su hambre insaciable de lectura que alimente.

En la segunda parte del libro podemos leer el ensayo que Victoria Ocampo hace sobre su referente literario y feminista, en el que repasa su biografía y su obra, desengrana las cartas que intercambiaron, la personalidad de su amiga, con sus contradicciones y sus obsesiones por el tiempo, por su lucha contra la marginación de las mujeres y para que encuentren su lugar también en la escritura, porque para Virginia escribir era su vida y todo era escribible.