 |
Hideo Akashi uno de los inspectores más respetados de la comisaría de Shibuya de la Policía Metropolitana de Tokio se ha suicidado. Llevaba el caso del brutal asesinato de cuatro miembros de una misma familia. Kosuke Iwata llega en su primer día de trabajo a la comisaría y sin apenas bienvenida le asignan el caso. Sakai es la compañera que trabajará junto a Iwata para resolver el crimen. Ya en el escenario de los hechos pronto se percatan de muchos detalles relevantes que no constan en el informe de su predecesor. Iwata formado en Estados Unidos tiene claro desde el principio que se trata de un asesino en serie y que son crímenes que siguen un ritual. A partir de ahí inicia una investigación que no será fácil por varias razones, entre ellas el nulo soporte por parte de sus compañeros de comisaría y sus métodos poco ortodoxos. Kosuke Iwata arrastra un pasado que sigue pesándole mucho. Llegado a este punto podréis pensar, el cliché de todas las novelas negras que no podía faltar una vez más. Policía protagonista atormentado por su pasado. Sí y no. Iwata se distingue del patrón habitual porque lucha para vencer ese pasado y pasar página a la vez que se desarrolla la investigación. Son dos puntos del pasado del inspector los que acarrea a cuestas, uno en su infancia y otro más reciente ya de adulto. Conoceremos esos pasajes gracias a flashbacks intercalados en el texto con acierto, además de los versos de una canción que da título al libro. En la comisaría de Tokio sus compañeros lo rechazan y despierta mucha antipatía por haberse formado y trabajado en Estados Unidos. Eso lo convierte en un extraño y no lo consideran uno de los suyos. La investigación es compleja, bien hilvanada y con un final bastante sorprendente en que todo encaja. Si a eso le añadimos una trama adictiva con buen ritmo, con acción y giros inesperados, el resultado no puede ser más atractivo. La ambientación es uno de los puntos distintivos y más atrayentes de la novela. Me ha gustado aun no siendo una fan de la literatura japonesa ni de Japón. Se centra sobretodo en Tokio, pero no solo en ella. Nos muestra situaciones y momentos de la vida cotidiana de este país sin forzarlos. Como el día a día en el metro, en las calles. Como dato curioso que cuenta el autor en el epílogo, la historia está basada en un hecho real, el asesinato sin resolver de la familia Miyazawa. Impactó tanto al autor cuando lo leyó que decidió utilizarlo para su primer libro. En definitiva, La luz azul de Yokohama es una novela negra que he disfrutado por el caso que nos cuenta, su investigación y su resolución, un protagonista sólido junto a unos secundarios que le hacen justicia, y una trama bien escrita con un ritmo ágil a su medida. Este el primero de una serie que actualmente tiene una segunda entrega publicada en inglés. Yo desde luego tengo intención de leerlo cuando se traduzca. Enlace: https://www.perdidaentremisl.. |
>
