Ni uno solo de los días que vivo estaba previsto que lo hiciera.
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Ni uno solo de los días que vivo estaba previsto que lo hiciera.
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Tenía seis años. Ya había aprendido con la nitidez con que una astillita se te clava en la carne que si no le gustas a la gente, da igual lo listo o lo talentoso que seas.
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Porque es una debilidad saber demasiado entre otros que saben demasiado poco.
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Un hombre tiene una idea cuando te mira. Y tú eres mi mujer y esa idea es mía.
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No es que Tignor quisiera amar a ninguna mujer, pero quería, desesperadamente, que lo amaran.
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¡Qué fea era, cómo podía quererla ningún hombre!
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Había una manera de proceder en la vida, comprendió Rebecca. No tenía por qué ser todo al azar e improvisado a medida que se avanzaba.
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Era bien extraño que se pudiera vivir tan cerca de alguien y no saber de él tanto como otras personas.
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Rebecca necesitaba adaptarse a una nueva idea de lo que cabía esperar de una familia.
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Algo que Rebecca no lograba entender del todo, era que parecía gustarle su familia, amontonada en aquella casa. ¡Que a Leora, al parecer, le gustaba su vida!
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?