Cada uno de los personajes provoca distintas emociones en el lector, desde la empatía hasta el rechazo más profundo. Todos ellos exploran la misoginia, el racismo y, por supuesto, la constante reflexión y dolor emocional. La autora narra empleando el uso de la primera y la tercera persona, según lo que quiere enfatizar o transmitir. Lo que está claro es que lo hace con dureza e invitando a la más profunda reflexión. No expone tanto los escenarios como sí lo hace con la mente y la personalidad de cada uno de los personajes, así como de cada una de sus circunstancias. No es un libro para todo el mundo, pues provoca un constante sufrimiento debido a la empatía que se produce con Violet. He amado el estilo narrativo de la autora por la fuerza con la que transmite mensajes tan importantes. |