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Crítica de ncarboz


ncarboz
17 June 2018
Hasta la publicación el año pasado de Tiene que ser aquí (2017) por Libros del Asteroide desconocía quién era Maggie O'Farrell. Repasando su biografía para escribir esta reseña, descubro que ese no fue el primer libro de la autora traducido en nuestro país, sino que ya existen otros tres. Me quedé con ganas de leer Tiene que ser aquí hace unos meses, así que cuando se me presentó la oportunidad de hacerme con el libro que os traigo hoy no tuve dudas. Aunque hay que dejar claro que se publicó originalmente en 2010, ganadora del Costa Novel Award, por consiguiente es anterior a Tiene que ser aquí. Maggie O'Farrell nació en 1972 en Irlanda del Norte y es autora de siete novelas.

Finales de verano a mediados de los años cincuenta en Gran Bretaña. Lexie Sinclair es una joven de 21 años que vive con su familia en un pueblo en el campo. Harta del campo y de su familia, sus aspiraciones viajan mucho más lejos. Quiere mudarse a Londres y ser mecanógrafa. Una noche está sentada en el jardín soñando con su nueva vida, cuando un hombre al que se le ha estropeado el coche anda en busca de un mecánico. Intercambian unas palabras y le deja su tarjeta. Ese será el detonante par que Lexie a los pocos días abandone su casa y se instale en Londres. Comienza a trabajar cómo ascensorista en unas grandes almacenes, pero poco tarda en reencontrarse con el hombre de esa noche de verano. Innes Kent, unos años mayor que Lexie, es editor de arte en una revista llamada Elsewhere y la introducirá en los ambientes bohemios del Soho. A partir de aquí la vida de Lexie avanzará por unos derroteros bastante distintos a los que imaginaba.

En el Londres de la época actual, Ted y Elina acaban de tener a su primer hijo. Después de un parto traumático en el que Elina podría haber perdido la vida, no se encuentra a sí misma y le suceden cosas muy extrañas. Un día no recuerda el parto, otro sale a la calle sin zapatos, al siguiente cree que todavía está embarazada... Ted también está tocado por lo sucedido. Cada día está más preocupado por la salud de su mujer y a eso se suma que vuelve a padecer unos episodios similares a visiones consistentes en recuerdos de su infancia. No le sucedía desde niño, cosa que hace que se encierre más en si mismo.

La primera mano que sostuvo la mía está dividido en dos partes diferenciadas por la trama. Dos hilos temporales que se alternan en capítulos, contados ambos por un narrador omnisciente en tercera persona. Dos historias y dos mujeres, Elina y Lexie, que en apariencia no tienen ninguna conexión pero que la autora consigue ir armando poco a poco, pieza a pieza, hasta formar un puzzle perfecto. Aunque no es hasta bien avanzada la narración, con un par de descubrimientos sorprendentes, que sabremos cómo. Tras una primera parte en que nos introduce en las historia y los personajes, pronto me di cuenta que un misterio sobrevolaría toda la novela y eso me mantuvo en tensión hasta el final.

Maggie O'Farrell se postula como una buena narradora con un un estilo que atrapa y una prosa elegante y sencilla. Consigue narrar emociones y sentimientos cotidianos de forma atractiva. El ritmo es más pausado al inicio, cuando se presenta la historia, y conforme todas las cartas están sobre la mesa va acelerándose. Lo refleja así cómo me leí la segunda parte del libro casi del tirón. Los personajes son uno de los puntos fuertes de esta novela. Son personajes reales, con una evolución clara y en que los trazos psicológicos están muy bien construidos. Me ha gustado especialmente Lexie. Una jovencita de pueblo con muchos pájaros en la cabeza que se convierte por sus propios méritos en una mujer fuerte, independiente y culta dentro de una sociedad poco acostumbrada a ello; recordemos que vive a finales de los años cincuenta.

El tema principal y eje de La primera mano que sostuvo la mía es la maternidad y el amor que genera. Enfrente la parte positiva y feliz de la misma, se habla de la dureza de la maternidad, de las horas sin dormir, del cansancio, de la soledad de la madre en ocasiones, acompañada en otras de la sensación de que nunca superará esa fase. Se compara también la maternidad en soledad con la maternidad en pareja, y los cambios entre épocas cómo su forma de vivirla. La narración contiene algo de crítica social, mostrando la visión de la sociedad antes estas distintas situaciones. Mi curiosidad sobre el significado del título no se resolvió hasta el final, ya que cobra todos su sentido cuando cierras el libro tras terminarlo.

En definitiva, La primera mano que sostuvo la mía es una historia con dos hilos narrativos y temporales diferenciados, con una conexión que se irá manifestando poco a poco hasta llegar a un final sorprendente y emotivo. Una novela con muchos ingredientes atractivos: misterio, amor, secretos, supervivencia, maternidad, a cargo de una buena narradora que consigue atrapar al lector a través de unos personajes sólidos y bien trazados. No esperaba mucho de esta novela cuando llevaba unas pocas páginas, y me ha terminado sorprendiendo muy gratamente. Os la recomiendo.
Enlace: https://www.perdidaentremisl..
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