En este libro, la autora irlandesa, nos cuenta su niñez en un pequeño pueblo de la isla. Y lo hace de una forma poco usual: el narrador le cuenta sus propias experiencias a la protagonista, es decir, a la escritora. Por eso, al principio es un poco difícil de seguir, y necesitas unas cuantas páginas para meterte en la historia. Además, la prosa es un tanto lírica, y la autora encadena temas en un mismo párrafo. Con todo ello, puedo decir que el libro me ha gustado. Retrata muy bien la vida, la cultura y las costumbres irlandesas de mitad del siglo XX. |