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Como con otros tantos libros que he leído de esta autora, Nora Roberts lo ha vuelto a hacer. Me ha vuelto a atrapar entre sus páginas y no me ha soltado hasta que todos los cabos estaban atados. Aunque me hubiese encantado disfrutar de este libro en un solo fin de semana, como tengo una vida un poco (bastante) ajetreada, lo dosifiqué en una semana. Pero es una historia que bien podría haber leído un sábado/domingo entre mantas en el sofá con un buen chocolate o café mientras me perdía por sus páginas. Lo hubiese devorado en unas horas. Es otro libro con una trama muy bien hilada e incluso puedo decir que se ha convertido en uno de los favoritos de ella en este año. Profundiza en temas muy importantes como la violencia de género, la educación familiar y el sitio de las mujeres en esta sociedad. Por lo que con ésto ha ganado incluso más puntos, ya que nos da tres puntos de vista: La educación parental, los sentimientos infantiles y el matrimonio. En estos tres aspectos nos encontraremos diferentes opiniones que harán que nos encontremos con multitud de escenas que ocurren todos los días en nuestra sociedad. Uno de los términos que utilizan dos de los protagonistas es el que puede explicar muy bien la relación del título con la trama que se lleva a cabo: corrientes subterráneas. Esas cosas que ocurren y que nadie ve. Dentro de casa, a solas con alguien. Que burbujean bajo la superficie y que nadie más que los implicados ven, a punto de explotar y que solo las sufre quién está ahí y lo ve con sus propios ojos. Al contrario que en algún que otro libro de Nora, la relación sentimental entre dos de los personajes se fragua un poco más a fuego lento, con diferentes aspectos entremezclados de sus vidas pasadas y presentes. Nos vamos a encontrar con personajes muy bien definidos, con sentimientos reales y con unas ganas enormes de cambio. La vuelta a construir confianza en la vida, en volver a creer en uno mismo y en que se puede salir del dolor que no se ha producido uno mismo, sino otras personas a las que crees que querías. Y que los puentes están ahí para ser tendidos, entre todos los personajes hay una comunidad que quiere ser feliz y vivir en paz, que quieren ser fuertes teniéndose unos a otros y enseñando al lector que no todo es malo cuando comienzas de nuevo, que hay gente que está ahí para siempre para ayudarte a salir adelante. El abuso, ya sea verbal, emocional o físico, no está bien de ninguna de las maneras. Y en este libro nos lo enseñan, lo sacan a la superficie y nos muestran como de cruel puede ser. Pero también nos muestra que se puede salir adelante aunque uno crea que está acabado y que es mejor morir que buscar ayuda o seguir sufriendo día sí y día también. De lo mejor que he leído este año de Nora |
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