Prohibido nacer

Prohibido nacer son las memorias de la infancia y adolescencia de Trevor Noah, un joven sudafricano que creció dentro del horroroso apartheid, sin perspectiva alguna de ir más allá de ser un esclavo legal, y la vida terminó convirtiéndose en uno de los cómicos más reputados e incendiarios de Norteamérica.
El libro nos desvela, desde dentro, la realidad de Sudáfrica a finales del siglo XX por un privilegiado espectador que podía saltar, con relativa facilidad, entre mundos donde todo estaba estructurado de manera que un grupo racial o tribal no pudiera acceder a los demás. Y resulta apasionante leer esa perspectiva tan amplia de una sociedad donde todos sus ciudadanos estaban forzados a vivir de una manera completamente limitada. Una gran ciudad como Soweto se había convertido en una cárcel para un millón de personas que jamás saldrían de allí. Un lugar donde casi nadie tenía voz ni pretendía tenerla porque era difícil saber si no acabarían el día arrestados por los caprichos de una policía extremadamente represiva.
Una de las mayores crueldades perpetradas por los afrikáners fue mantener el resentimiento histórico entre las diferentes naciones tribales para alentar la división de los oprimidos. El respetos a sus idiomas y sus culturas fue utilizado por los colonos para que los propios individuos fuesen incapaces de entenderse y comunicarse entre ellos.
Me ha parecido una historia dura, pero contada con mucha ironía y mucho humor. Y se trata de un bonito homenaje a la madre del autor, Patricia Nombuyiselo Noah. Una mujer inteligente, fuerte y con carácter, que supo desenvolverse en un mundo machista, inestable y violento y que luchó por su familia. Tanto ella como su hijo Trevor son supervivientes, que lograron salir adelante en situaciones nada fáciles, por su color de piel, sobre todo, pero también por otras discriminaciones. Cada capítulo viene precedido por una introducción donde explica una situación del país, como el sofisticado sistema de discriminación por color de piel en el apartheid. Parecido a un monólogo humorístico, el desarrollo posterior mantiene la agilidad y el tono desenfadado sin que ello vaya en detrimento de la exposición de los hechos que, por muy triste que sean, siempre luchen una pátina luminosa.
La narración incluye situaciones muy dramáticas, con mucho racismo, machismo, palizas. Pero la forma de contarlo ha hecho que no sintiera tanta pena, he sonreído e incluso me he reído. Las partes más divertidas son las de Trevor de niño, porque a pesar de ser cándido se mete en muchos líos por su lógica infantil. Su madre trató de educarle para que pudiera elegir, haciendo que aprendiera los distintos idiomas del país o enseñándole cómo se vivía en distintas zonas.
El libro se estructura en tres partes que van desarrollando de un modo más o menos cronológico la infancia y juventud del protagonista. La violencia, son los únicos momentos en los que la voz del narrador se ensombrece por la incomprensión y la tristeza. Porque Trevor y su madre salieron airosos de la violencia del sistema pero no les fue tan bien con la violencia doméstica. Me he quedado con ganas por saber cómo ese muchacho logra escapar de la miseria y acaba siendo el presentador de uno de los programas más reputados en EEUU.
Es un libro muy recomendable, para todos aquellos que les gusten las biografías, a los que quieran conocer mejor la época del apartheid en Sudáfrica.

Autor:
Trevor Noah nació en una familia pobre en la violenta Sudáfrica del apartheid. Tres décadas después, es la nueva estrella de la comedia política en EEUU y principal azote de Donald Trump.
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