1793

Me gusta el género histórico, me gusta el género policíaco. Así que cuando vi que este libro era una mezcla de ambos, no me pude resistir. Y aunque ha tardado, al final le llegó su momento. Y os puedo garantizar que el autor combina ambos géneros a la perfección. Y desde luego me ha dejado con muchas ganas de leer las dos novelas siguientes... Sí, va a ser una trilogía. Pero si las restantes tienen la misma calidad que esta, os aseguro que merece muchísimo la pena.

Primer acierto

Uno de los aspectos más sobresalientes de esta novela es su magnífica ambientación. El autor va desarrollando de una forma magistral los diferentes entornos por los que la historia va discurriendo. Somos capaces de ver y sentir la suciedad, la miseria, el abandono de las calles, las casas, las tabernas, las cárceles...La labor de documentación es excelente y el autor ha logrado plasmar el momento histórico en que se desarrolla la novela aportando los datos justos y necesarios para no agobiar y para no romper con el ritmo de la acción.

Segundo acierto

Su estructura.Los tres primeros capítulos nos va contando la historia de forma inversa. El primer capítulo se desarrolla en otoño de 1793, el siguiente en verano y el tercero en primavera. Y con el último capítulo volvemos a retomar donde lo dejamos en el primer capítulo. Nos enfrentamos al frío invierno sueco y se produce el desenlace de la novela.

En el primer capítulo, titulado El fantasma de la Casa Indebetouska, el autor nos presenta a la pareja protagonista, Winge y Cardell. Y ya en las primeras páginas consigue acaparar toda nuestra atención cuando el cuerpo de un hombre al que le faltan todas sus extremidades, los ojos, los dientes y la lengua, es encontrado. Imposible no querer saber quién cometió tal crimen, quién fue capaz de semejante tortura...

El segundo capítulo, titulado La sangre y el vino, narra la historia de un joven, Kristofer Blix, que sueña con convertirse en cirujano. Pero pronto Estocolmo le muestra su verdadera cara y le enseña que la gente de baja condición no tiene derecho a lograr sus sueños. Aquí cada uno tiene su sitio y no puede salir de ahí. Los ricos son siempre los mismos. Los pobres son siempre los mismos. Y esto es inamovible. Aunque se atisba cierta esperanza de que esto puede empezar a cambiar.

En el tercer capítulo, La palomilla y la llama, conoceremos a Ana Stina, una joven que es acusada falsamente de prostitución y acaba en la cárcel. Y es que en estos años, la justicia es terriblemente injusta. Y la palabra de una mujer apenas vale nada. Si es que te dejan hablar... Porque la opción a la defensa no existe.

En El mejor de los lobos, el cuarto capítulo, se hilvanan a la perfección todos los hilos argumentales anteriores. Como si de un puzzle se tratara, las piezas van encajando a la perfección y la historia queda perfectamente acabada, sin dejar ningún cabo suelto.

Tercer acierto:

La pareja protagonista, Winge y Cardell. Winge es un abogado que cree en la justicia. Y esto hay que destacarlo, porque como ya hemos visto, no era lo común. al reo se le acusaba y no se le dejaba defenderse. A Winge le gusta interrogar y llevar una ardua investigación antes de acusar. Y esto, en unos tiempos en los que la justicia lo que demandaba, sobre todo, era rapidez, no estaba bien visto. Aunque tampoco cuenta con demasiado tiempo por culpa de la tuberculosis que padece.

Cardell es un veterano que había participado en la guerra contra Rusia, donde había perdido su brazo izquierdo. Es un hombre fuerte, que no se amilana frente al peligro. Más bien, todo lo contrario. Demuestra pronto ser más listo de lo que parece. Y también se muestra como una persona fiel y leal. El perfecto acompañante para Winge.

Cuarto aci... ¡Qué acierto ni que acierto! ¡Termina ya, pesada!

Vale, vale, termino ya. Que me está quedando una reseña muy larga para lo que suelo escribir yo. Y es que esta novela me ha gustado mucho. Pese al pesimismo y la atmósfera asfixiante y opresiva que rodea a toda la novela. Pero es que es la justa y necesaria. Porque esa era la realidad de aquellos días que, menos mal, no nos ha tocado vivir. Una novela, para mí, de diez, que va a estar entre mis mejores lecturas del año.
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