El amor sabe a chocolate

Esta es la continuación de la historia de Adela, Raquel, Chantal, Helia... las protagonistas de El amor huele a café. El lugar que les servía de punto de encuentro ha cerrado y ahora se ven en El Hall de los Mundos, un bar de copas donde se baila salsa y donde en ocasiones sus vidas se cruzan y otras veces transcurren en paralelo, sin siquiera rozarse.

Así como el primer volumen me encantó, este me deja un regusto agridulce y no solo por la shock final (que lo ha sido, y mucho). Cada una de las mujeres protagonistas arrastran problemas, están solas aún rodeadas de gente, se sienten fracasadas y transmiten angustia vital. Unas por edad, otras por condiciones físicas, otras por cuestiones laborales y otras por ser (o no poder ser) madres. Lo cierto es que todas sufren y avanzan a trompicones en la vida, sin ser capaces de apoyarse en quienes las rodean o de pedir ayuda, mientras otras personas deciden por ellas
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