Consecuencias de retar a un conde

Diálogos, que hacen la lectura ágil, y humor inteligente, que consiguen que la novela no decaiga en ningún momento, esos son los dos rasgos que caracterizan la obra de Lola P. Nieva. Dicen que entender un chiste o reír una gracia está relacionado con la inteligencia, los expertos señalan que va unido al cociente intelectual, si a esto sumas adivinanzas y acertijos, nos señala una escritora de mente inquieta difícil de encasillar en un género, una escritora que dice, las bibliotecas son mi agencia de viajes, cada libro un viaje, una cultura por descubrir, sus gentes, historias y costumbres 👏👏👏.
                Me he sentido bien leyéndola, no he estado tensionada como me sucede con otras historias románticas que hablan de infidelidad, que usan los silencios como herramientas para el nudo de la trama o toman decisiones incoherentes para tensionar ese amor verdadero y hacerle creer al lector que es imposible alcanzarlo para luego lograrlo a golpe de chistera. Bienestar, esa es la sensación que he tenido el fin de semana leyendo Consecuencias de retar a un conde. Tras una lectura policiaca ardua y compleja, esta me ayudó a olvidar la anterior. Muy recomendable para aquellos que quieran olvidar un día complicado en el trabajo, el horror de la junta de vecinos o una primera cita desastrosa. O sufran un bloqueo lector.



                Me gusta ese primer baile, esa estrategia para eliminar moscones, Liliam y su síndrome de insultos irrefrenables o síndrome de Tourette, en este caso coprolalia. El tartamudeo por estrés de Margot. Pero también destaco la mula Minnie y a mi personaje preferido, Takeshi, aporta rasgos de una cultura tan diferente, un contraste que la escritora utiliza con maestría para sacar más de una sonrisa al lector y sobre todo disfrute.
 



Una novela muy recomendable para dejarse llevar sin pensar en nada más, que hoy en día este tipo de lecturas se agradecen un motón. Y lo digo yo, que es cierto que no soy la medida de nadie, pero soy declara, por amigos y gente cercana, agnóstica en el romanticismo y atea en el amor.