El blanco es el color más frío

Tengo sentimientos encontrados con este libro. En primer lugar está la sinopsis, la cual te da todo detalle de lo que pasa y os preguntareis, ¿si no me leo la sinopsis me tomará todo más de sorpresa?. Pues no... es un libro muy predecible donde te puedes imaginar página tras página lo que va a ocurrir.
A mí personalmente la primera mitad del libro me tuvo muy enganchada porque la lectura se me hizo muy rápida y tenía algo más de intriga sobre lo que le podía pasar a la familia Mailer. A partir de ahí la novela fue una montaña rusa, con muchos altibajos. Algunas páginas las devoraba que necesitaba saber más y luego llegaban otras que me apetecía dejar la novela para siempre porque no veía avances. Se centraron muchísimo en la investigación policial, tanto que lo que a mí realmente me interesaba que era la parte cruda de la novela, brilló por su ausencia. Si te la venden como una novela no apta para sensibles y muy dura, pues que me haga sufrir, pero no fue así.
Y qué decir del final... ¿esperado?, sí, ¿flojo?, también. Me esperaba un final a la altura de ese principio bastante duro que leímos pero todo sucede demasiado rápido y se me quedó muy escaso de acontecimientos.
Hablando de los personajes, poco os puedo decir, no profundizan demasiado en ellos. A mi no me gustaron mucho, la mayoría me cayeron mal y empatizar cero. No porque yo no empatice con ellos si no que por las cosas que hacen, no creo que sea muy posible empatizar ya que cada cual es peor.

Le pongo tres estrellas de cinco ya que sí es verdad que es entretenido y se lee muy rápido, pero no es un novela que diga, buf… me acordaré de ella para siempre cuando recomiende este género.

No os voy a engañar, no ha sido una lectura fácil, pero no sería totalmente sincera si no os dijera que ha sido aún más dura mi anticipación que la consecución de la misma en sí. John Nicholl aborda un tema crudo, terrible... pero lo cierto es que lo hace con elegancia, con mucho tacto. No hay paños calientes pero sí mucho respeto y, a pesar de que hay escenas que es inevitable plasmar en una novela con esta temática, no hay nada de más y elude lo innecesario.
John Nicholl es oficial de policía y trabajador social, formador y agente para la protección de la infancia, y se nota. Todo. La fluidez de esta historia desde el punto de vista de los protocolos, actuaciones policiales y de los servicios sociales, es fruto de los conocimientos del autor. Pero el plus de esta historia no es ese, cualquier escritor con una buena documentación puede llegar a ese punto. Si destaco algo de El blanco es el color más frío es la caracterización del pedófilo.
Conocemos a los culpables desde el principio. El malo se quita la máscara desde el primer capítulo y es que, el fin de esta novela no es averiguar quién hace estas atrocidades sino conocer a fondo su mente oscura y podrida, su forma de actuar, su personalidad y mente enferma. Y es él mismo, dando su voz a algunos capítulos quien nos desvela la clase de monstruo que es a todos los niveles. Galbraith se convierte en un personaje interesantísimo no solo por su comportamiento con la infancia, sino por su psicopatía en general. La relación con su esposa, con su secretaria, con sus hijas, con sus iguales... su capacidad para colocarse la piel de cordero cuando su verdadero pellejo produce escalofríos... Para mí este personaje es la esencia de esta historia.
Sí, conocemos a los culpables desde el principio y lo que nos moverá a querer seguir leyendo serán nuestras ganas de que sean atrapados y nuestro miedo por futuras víctimas. Y es que, si bien Galbraith se encarga de despertar nuestros instintos más vengativos, la familia Mailer y Anthony están creados para que sintamos su vulnerabilidad frente a personas de esa calaña como la nuestra propia.
Y creo que esta novela es un pequeño homenaje o reconocimiento a todos ellos. Una lectura ágil que deja poso, que hace pensar. Una historia con un principio sin paños calientes, rápido, que sitúa al lector rápidamente; un desarrollo rápido y un final muy negro.
Una novela entretenida que ofrece algo más que entrenimiento.
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La historia no está mal, aunque trata un tema muy machacado ya como son los malos tratos a niños no ha sido demasiado duro. Lo que ha hecho que lo puntúe tan bajo ha sido que no me he creído nada el personaje del doctor Galbraith, no sé, tenía algo que lo hacía odioso y, a la vez, se le veía que perdía los estribos y la gente no se daba cuenta, no me lo he creído. Hay personajes que solo sirven de relleno y al final no pintan prácticamente nada. También el final me ha parecido muy precipitado y con una actuación de los personajes que, para mí, no se corresponde a su forma de ser, en fin, entretenido. Pero esto solamente es mi humilde opinión.

El blanco es el color más frío es un libro totalmente recomendable, no podemos apartar la mirada de estos temas porque sí, duelen pero no por no leer o hacer como que no vemos, dejarán de existir.

Lo que me ha parecido más interesante del libro es poder meternos en la mente del pedófilo, el autor -por su trabajo- se nota que tiene mucha experiencia en el campo porque de verdad se ve un personaje creíble, sus pensamientos y acciones creo que podrían darse perfectamente en el mundo real y más a menudo de lo que pensamos, desde luego, casos de pedofília salen en la televisión día sí y día también. Y, nunca se me había ocurrido pensar en qué podían sentir, a pesar de haber leído más de un libro sobre el tema.

El personaje principal y en el que recae todo, es un depredador pedófilo que tiene acceso a niñas y niños, eso le lleva a una posición de superioridad, aunque está tan acostumbrado a salirse con la suya que cuando algo falla no lo tolera muy bien. Me ha encantado la bipolaridad que observamos entre su mente y sus acciones, como por un lado detesta a todo aquel que entorpezca sus planes pero luego debe mantener una máscara frente a la sociedad, pues está en juego su carrera y por lo tanto, su acceso a los menores. Los otros personajes son secundarios que giran a su alrededor, están mejor o peor construidos en función de su importancia pero el que está mejor caracterizado, sin ninguna duda, es el doctor Galbraith.

La novela tiene alguna cosa a mejorar, de ahí que no le dé las 5 estrellas, pero no será lo último que lea del autor.
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Hoy os traigo un thriller para los amantes de series como "Criminal Minds", donde no solo seguimos la investigación desde el punto de vista de la policía, si no que también desde la mente del asesino.
El libro nos habla de una red de pedofilia en Escocia en el año 1992 y pese a que es un tema duro, creo que el autor lo plasma de una manera que somos capaces de leerlo, ya que no tiene escenas explicitas.
Si tengo que ponerlo algo negativo siento que en ocasiones la trama es muy lenta y en otras muy rápida.
El final es abierto y por lo que tengo entendido, puede que haya segunda parte, aunque como libro autoconclusivo ya está bien.
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