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He tenido que dejar que pasaran unos días desde que acabé el libro para poder ponerme a escribir la reseña porque la verdad es que la historia, de una manera o de otra, te deja tocado, y creí que justo después de terminar la última página no era un buen momento para expresar mi opinión porque estaba demasiado afectada. Para empezar no sé ni catalogar el género del libro porque si bien es de lo más realista que te puedes encontrar, también tiene una especie de metáfora general fantástica que bien podría ser catalogado como fantasía juvenil. No creo que sea un libro infantil, eso seguro, a pesar de que el título pueda indicar lo contrario, pues los monstruos se suelen aparecer a los niños. En este caso, Conor ya no es un niño, tiene 13 años y desde el principio le parece ridículo que un monstruo vaya a verle y no quiera hacerle daño, sino sólo charlar. Concretamente, el monstruo le propone contarle tres historias a cambio de que la cuarta sea Conor quien se la cuente a él, y quiere una historia muy concreta de Conor: la verdad. Esta es la trama que realmente te mantiene leyendo sin poder parar porque lo que de verdad todos queremos saber es “la verdad de Conor”. Mientras tanto, la dura situación por la que pasa su familia deja la parte fantástica como algo secundario, algo que complementa lo que de verdad importa: la manera en que Conor está afrontando y debe afrontar el duro cambio que dará su vida a partir de un momento dado y que se niega a ver. Una madre bajo un tratamiento médico agresivo, un padre ausente que ha rehecho su vida con otra familia al otro lado del mundo, una abuela con la que no se lleva bien y que le impone su presencia y su ayuda, unos compañeros en el que colegio que le hacen la vida imposible, una amiga con la que está enfadado sin saber ni él mismo el por qué… Estos son algunos de los elementos que rodean a Conor que hacen que desee cada vez más sus encuentros con el monstruo, y que ayudan a comprender que ésta es en realidad una historia muy introspectiva, aunque ni esté contada en primera persona, ni se desarrolle directamente a través de los pensamientos de Conor, si no a partir de las conversaciones que mantienen ambos personajes. Las tres historias del monstruo intercaladas en la novela son en sí mismas joyitas con forma de cuento y que a mí personalmente son lo que más me ha gustado, porque están realmente pensadas para reflexionar sobre muchos temas en los que siempre creemos que todo es blanco o negro cuando no es así. Es cierto que cumplen la función de ser lecciones que el monstruo da a Conor, pero me parece una buena forma de dar lecciones también al lector. Personalmente, la trama previsible y el elemento fantástico son lo que le han restado la quinta estrella, porque la mitad del libro estaba pensando que no podía ser tan evidente el final y que en realidad la cosa iba por otro lado completamente distinto, y no. Así que me supo a poco, y no sólo porque tardara sólo dos días en leerlo. En definitiva, este cuento fantástico en el que el copotagonista es un árbol, trata sobre uno de los sentimientos más humanos y reales que puede haber: la culpabilidad. Nos habla de los matices que puede tener un solo sentimiento y de cómo debemos afrontar las situaciones más difíciles que se nos puedan plantear empezando por aceptarlas. En ese sentido, me ha parecido un libro perfectamente conmovedor, y que sabe remover algo en el lector. Y el detalle de que sea libro tan corto autoconclusivo es otro punto a su favor. Como he dicho, sería una historia de 5 estrellas, salvo por el hecho de que yo me esperaba algo más. Enlace: http://enmitiempolibro.blogs.. |
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