Un monstruo viene a verme

Este libro no tenía pensado leérmelo, porque sinceramente pensaba que era de miedo, pero tras ver las opiniones dije, vamos a darle una oportunidad. Todavía no he visto la película porque creo que va a ser muy deprimente, probablemente me la veré en unos de estos días que tenemos depresivos. Es un libro muy cortito y en un par de días lo puedes leer.

La trama es un golpe de realidad disfrazada en un velo de inocencia e inventiva infantil, pero no deja de ser una historia muy dura sobre cáncer. Es el segundo libro que leo sobre esta temática, el primero fue Bajo la misma estrella y me encantó, y me gustaría decir lo mismo de este, pero lo he pasado bastante mal leyéndolo. No es lo mismo que la protagonista (como en el caso de Bajo la misma estrella) sea la que tenga cáncer y veas su punto de vista y como lo va superando a que un niño de, creo no recordar mal, 10 años que narra su vida y que su madre tenga cáncer.

Los personajes están bastante bien desarrollados, aunque no da para mucho más, porque vuelvo a repetir, es muy corto.

Conor es un niño que se ha visto obligado a estar en esta situación, que bajo ninguna circunstancias ningún hijo debería pasar. Como todo hijo, teme perder a su madre, pero no es sólo eso, sino que también sufre bullying en el colegio.

El monstruo me pareció lo siguiente a raro. Supuse que cada historia tiene un significado, pero yo no se lo encontré, también puede ser porque me lo leí muy rápido (si hay alguien que las haya entendido por favor que me diga cuáles son los significados).

Los demás personajes, excepto la madre que es la causa de la historia, son secundarios y no tienen mucha relevancia ni mucho desarrollo. Una de las cosas buenas de este libro es que no tiene muchos personajes, así que no tienes oportunidad de liarte con absolutamente nadie.


El final es más realidad. Me esperaba algo con un poquito más de fantasía, pero al fin y al cabo es lo que pasa en la vida real. Me costó mucho leerme este libro sin derramar ni una lágrima, de hecho, a veces tuve que dejar de leer porque tenía los ojos llenos de lágrimas y estaba en el autobús. Es un ejemplo perfecto de lo que dicen de menos es más, porque no necesitas 400 páginas para contar algo triste, con la mitad sobra y basta.
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