![]() | Sara_feerica15 febrero 2018
En general, los políticos atenienses, sobre todo si eran de sangre noble, tenían clara una cosa: si al salir de un cargo público y rendir cuentas en la auditoría conocida como cuthync tenían una sola dracma más que antes de entrar, podían prepararse para un buen dolor de cabeza y algo peor. Un político debía invertir su dinero en el bien del Estado, no aprovecharse de éste para llenarse los bolsillos. Por supuesto, hubo excepciones, pero en Atenas nunca se llegó a una cleptocracia.
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A toda hybris sigue su némesis. Toda injusticia merece castigo.
La injusticia la cometió Atenas. Atenas incitó a la rebelión contra Persia y amontonó la leña para los incendios que devoraron ciudad tras ciudad. Y el ateniense que prendió la llama fue Ameinias de Eleusis. Por eso Atenas también debe arder. Por eso Ameinias debe morir.
Siglo V a. C. Artemisia de Caria es una mujer singular. Última de su dinastía, gobierna Halicarnaso, ciudad leal al Imperio persa, y comanda su propio navío de guerra, el Némesis. Su llegada al poder ha sido de todo menos dulce: fuego, terror, mutilación y esclavitud sacudieron su ciudad y su linaje, y marcaron su destino. Y ahora su objetivo no tiene nada de fácil: redimir el nombre de su familia y alzar al bien sobre el mal, lo justo sobre lo injusto, la verdad sobre la mentira.
Para ello deberá encontrar al causante de todo: un marino ateniense que navega en un siniestro trirreme negro, el Tauros. Aunque tenga que enfrentarse a las tormentas, hundir las naves de media Grecia y prender fuego a la propia Atenas. Eso la llevará a recorrer el laberinto de islas, bahías y puertos que cruzan el mar Egeo desde Asia hasta Europa, y a descubrir si realmente tiene la fuerza y la voluntad necesarias para cumplir su misión. Y todo bajo la amenaza de la inminente guerra entre persas y griegos.
«Artemisia de Halicarnaso, una fascinante mujer, comandante naval, rescatada del mundo antiguo por la magnífica escritura de Sebastián Roa, uno de los mejores novelistas históricos del siglo xxi».
Santiago Posteguillo
«El fragmento de un manuscrito, atribuido a Heródoto, permite a Sebastián Roa, de forma magistral, llevarnos de la mano de Artemisia al corazón de la Grecia antigua y… al Imperio persa».
José Calvo Poyato
«Una novela épica, un relato vibrante. El pulso narrativo de Roa y su escritura en tres dimensiones me han hecho sentirme un marinero más a bordo de un trirreme griego».
Javier Negrete