La segunda mirada

Betty Neels escribió infinidad de novelas románticas y todas ellas tienen muchas similitudes, como el que la protagonista se las ve y se las desea para salir adelante —mientras que su partener disfruta de una posición mucho más acomodada y estable—, al menos, uno de los personajes principales está relacionado con el mundo sanitario, son historias demasiado castas o algo anticuadas para los lectores de hoy… sin embargo, a mí, me gustan. Tal vez sea porque son muy fáciles de leer, porque son libros sencillos con los que pasar el rato o porque comprendo que una mujer de su época —Betty Neels nació en 1909— tendría una visión muy distinta a la de las féminas de hoy en día. Quizá, para otros, sus novelas presenten demasiados clichés y estén protagonizadas por una especie de cenicientas, pero son entretenidas.
La segunda mirada, cómo no, cumple estas características. Mary Jane vive en un pequeño pueblo inglés, es más buena que el pan y tiene que luchar para sacar adelante su humilde tetería —soportando, encima, los desplantes de su propia familia— y conoce a Thomas, un médico de prestigio con el que no parece tener nada en común, pero con el que se tropezará en más de una ocasión.
Si no os gustan las historias de este estilo —como las que firmaba Barbara Cartland, por ejemplo—, no os recomiendo su lectura, aunque si tenéis curiosidad por conocer cómo era la vida del mundo rural británico, antes de la aparición de los móviles y los correos electrónicos, esta autora os puede sorprender.
Eso sí, entre los aspectos negativos, destaca el que a esta edición presenta demasiadas erratas, lo que hace que baje en medio punto mi puntuación y se quede solo en 3,5/5.