El libro es interesante, es ameno, es divertido. Tiene algunas metáforas que sorprenden por ser divertidas y por ser fuera de lo convencional. Mantiene el suspense y el misterio durante todo el libro. Álvaro Navas consigue mantenerte en vilo hasta el final, el cual es explosivo e impactante y te deja con la boca abierta. Te quedas atrapado e inmerso en la historia hasta tal punto que temes finalizar el libro y quedar sin respuestas. Es cierto que me costó un poco engancharme a la historia porque no conseguía cogerle cariño a Ainara, pero una vez que la historia te embauca, no puedes dejar de pasar páginas y páginas. Dado que la trama y los acontecimientos que vive o desvive Ainara son complejos de explicar y entender, la lectura bien podría ser lenta, aburrida y pesada, pero no es el caso. Como está dividido en muchas partes, cada parte cuenta con un máximo de 10 capítulos y éstos son muy cortos, la lectura es ágil y dinámica. Los diálogos entre personajes son ligeros, aunque hay algún diálogo que quizás sobre. Me ha parecido muy acertado el empiece de cada parte, con letras en árabe y una frase en castellano sacada del Corán. La protagonista quiere encontrar pistas acerca de su pasado y de quién la extorsiona y amenaza, y se va desplazando por distintos lugares desde Madrid y País Vasco hasta Roma. La localización de los lugares que recorre está muy bien hecha, es decir, que, al leer sus hojas, al pasear por el libro, te transportas a estos lugares, te imaginas recorriendo sus calles y callejuelas, disfrutando con sus leyendas, fotografiando sus monumentos e indagando sobre quién o quiénes pueden ser los malhechores. En resumen y para finalizar, el libro me ha gustado, aunque más por la trama, las ganas de saber y el misterio y no tanto por la protagonista, realmente no la he cogido cariño, no hemos congeniado. Estoy acostumbrado a que el protagonista me deje huella y envidie alguna de sus cualidades y esto no me ha ocurrido. Así que para mí se queda en un libro sin más que no me ha dejado huella.
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