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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
03 February 2021
Por norma general, me llaman mucho las novelas que va publicando Ediciones Labnar pero como suelo ser MUY superficial y no leo sinopsis, normalmente me dejo llevar por las portadas la mayoría de las veces. En este caso, la portada de Tiempo de Osadía no me llamaba especialmente la atención ni me entró por los ojos. de hecho, pienso que no le hace la suficiente justicia al contenido del libro ni en diseño ni en elección de imagen ni en gama de colores, y puestos a dar una opinión que no viene a cuento, me gusta muchísimo más la ilustración de la portadilla interior porque me parece más llamativa y de corte más épico y medieval. Sin embargo, con Roberto Navarro sentí una corazonada y quise leer su novela por él, porque algo me decía que su forma de escribir me iba a encantar y también porque sospechaba que esa portada rojiza me estaba engañando y no me iba a encontrar con una novela de misterio gótico sobre una secta satánica con fijación por los tonos sangrientos.

Honestamente, dudo mucho que vaya a continuar leyendo la saga porque ya me costó lo mío decidirme si comenzaba o no con esta primera novela. al final me convencí de que mi mejor motivo para lanzarme era conocer a un nuevo autor nacional de fantasía, porque últimamente me había centrado demasiado en dar oportunidad a autoras y la verdad es que la última vez que me he lanzado a ciegas con un autor español ahora resulta que está en mi top de favoritos y yo sin saberlo. Así que teniendo esto claro, comencé a leer Tiempo de Osadía sabiendo que lo más probable es que no vaya a saber cómo continua la historia en los otros cinco tomos que quedan de la saga. Para mí es demasiado y siempre me han dado una pereza máxima las historias que son más de dos libros, salvo contadas excepciones. Además, siendo del todo sincera y suponiendo que no voy a continuar, me he planteado varias veces abandonar la lectura a lo largo del libro porque sabía perfectamente que no era el momento para mí de leer algo así. Si esto lo llego a pillar en mi época de Los Pilares de la Tierra, Dragonlance o Canción de Hielo y Fuego, hubiese sido otro cantar. Hubo un tiempo en que disfrutaba mucho más de largas y interminables sagas, de libros tochos en lo que todo lo que les ocurre a los personajes son infortunios, mezclando intrigas palaciegas, traiciones por todas partes y mucho politiqueo por aquí y por allá. Ylandra tiene un poco de todo eso. pero intenta ir más allá.

Estamos ante una novela coral, con múltiples personajes con capítulos individuales aunque sin ser narradores directos y no tendría sentido que me detuviera a describir ni tan solo un poquito a cada uno de ellos. He perdido la cuenta de los que son, pero puedo decir, por ejemplo, que hay unos cuantos que estaba deseando poder leer sus capítulos y otros cuyas tramas no me interesaban tanto, algo que en este tipo de libros me parece bastante normal y ningún problema con ello, porque eso me hacía querer leer más rápido para llegar a los personajes que de verdad me enganchaban. Aquí no hay buenos ni malos, solo hay grandes personajes grises de un lado y del otro de la línea del bien y del mal o caminando peligrosamente sobre ella, pero todos ellos tienen una construcción enorme, casi tanto como el propio mundo en el que se mueven. Uno de los que me han parecido más fascinantes ha sido Aleyn Somerset, una antigua leyenda al que todos dan por muerto aunque es evidente que no lo está y aunque al principio me pareció una especie de Trancos del El Señor de los Anillos, pronto vi que era más como un Edmundo Dantés obsesionado por la venganza, con poca o ninguna piedad, implacable con sus enemigos y con quien se interponga delante de su espada y con todo el cinismo reconcentrado y estimulante de un buen antihéroe. Por muchos motivos, y aunque hay personajes juveniles, la novela es adulta, sin lugar a dudas. Tanto el tono como la misma narrativa se dirige a un público adulto, lo que no impide que sirva también como literatura juvenil sin que eso sea menospreciar la calidad por mucha etiqueta que se le quiera poner. de hecho, uno de mis personajes preferidos ha sido uno de los de la rama juvenil, Güido, un esclavo anirio (la raza sometida en Ylandra) que forma parte del servicio de la plantación Wellington, en la que vive su amiga (y ama) Mara, por la que siente algo muy especial en secreto (obviamente, prohibido). El chico se ve envuelto en una conspiración de los esclavos para derrocar y matar a los amos pero, a pesar de que ansía que esa insurrección logre la libertad para los suyos, a la vez se debate por su lealtad hacia Mara, que acaba de regresar de la Escuela (de magia, para entendernos) después de varios años fuera de la plantación. Así que hay mucha miga con la que pringar en el salseo.

En cierto sentido me ha recordado a La Sombra del Viento de Patrick Rothfuss, con toda la trama de Mara en la Escuela, donde la chica está aprendiendo a convertirse en maestra alquimista, con su propia mentora y rodeada de compañeros que estudian para ser cronistas, sanadores y otras disciplinas. Toda esta parte de la trama me ha entretenido mucho, no lo puedo negar, pero desde mi punto de vista no deja de ser algo que ya hemos podido leer en muchas ocasiones y en ese sentido el autor se ha arriesgado poco: Mara asiste a diversas clases de magia; consigue una mentora muy molpona con mucho carácter que pretende no encariñarse con Mara pero fracasa estrepitosamente; conoce y se relaciona con otros compañeros y se mantiene ajena a los tejemanejes de los mandamases de la Escuela con respecto a la postura geopolítica de Ylandra en general. Todo muy sacado del tópico "estudiante de magia". Sin embargo, lo realmente interesante de este personaje es su situación familiar con respecto a su tiránico padre, que se postula como futuro gobernador y pretende llevarse por delante a quien se le oponga, y con sus hermanos mayores, los gemelos Viktor y Jules, dos polos opuestos. Menuda familia, por decirlo suavemente. Mientras que Viktor está pensado para causarnos rechazo automático, porque es un poquito insoportable (ni siquiera él mismo se aguanta y por eso bebe hasta el agua de los abrevaderos a ver si consigue olvidarse de propia existencia), Jules es todo lo contrario y lo único que nos provoca, con toda la intención, es ternura y un deseo incontrolable de que sea feliz. Pues va a ser que no. Aquí prácticamente todo lo que le ocurre a los personajes principales son desgracias y una serie de catastróficas desdichas para nuestro deleite de sádicos lectores. El autor tampoco escatima en descripciones detalladas de las ejecuciones públicas, injusticias al amparo de leyes crueles o violaciones consentidas, con algún que otro fundido a negro para que también trabaje nuestra morbosa imaginación.

El worldbuilding es inmenso y continuo, ya que de forma constante estamos asimilando aspectos del mundo que crea el autor desde cero. Aunque se trata de fantasía pura, no cae en la trampa de incluir las razas y seres fantásticos más habituales, o de mezclar magia absoluta con criaturas mitológicas y saturarnos de elementos imaginarios. Por el contrario, Roberto Navarro ha optado por una historia de corte más político y realista, con conflictos más humanos como la lucha contra la esclavitud, el dominio de unas clases sobre otras, la lacra de la homofobia, las venganzas del pasado, conspiraciones y golpes de estado, revoluciones de los oprimidos, el terrorismo y las guerrillas, masacres por ideologías… Es decir, nada que no podamos encontrarnos en la realidad pero dándole un contexto fantástico. Objetivamente me ha parecido una novela absolutamente sublime y deliciosa en este sentido para cualquier fanático del género, súper trabajada al detalle en la religión, las antiguas guerras y conflictos, las dinastías, las leyes… Sin embargo, como lectora y de forma subjetiva, tengo que reconocer que también ha sido la causa de que la novela no me haya dejado maravillada en cuanto a entretenimiento se refiere, porque la mayor parte del tiempo desconectaba mi atención al instante cuando la narración derivaba hacia la política una y otra vez. Si me aburre en la vida real, ya puede ser súper interesante en la ficción que no voy a poder leer dos páginas seguidas de política ficticia. Y esta novela contiene política por encima de mis posibilidades, sintiéndolo mucho.

Habría muchísimo más para comentar, muchísimos personajes de los que poder opinar largo y tendido y muchísimas tramas que han quedado abiertas y súper abiertas (como el giro del final de cierto personaje que durante toda la novela me había estado aburriendo soberanamente y ahora resulta que es el más interesante de todos). Pero resulta imposible tocar todo porque la novela es amplísima en todos sus elementos. No en vano, supone la puerta hacia una saga de seis novelas que estoy segura de que tendrá una trama increíble en su conjunto y que podría convertirse en una saga de culto grimdark a nivel nacional, con algo de suerte y de oportunidad. Por otra parte, como siempre digo, echo en falta los mapas en historias de estas características porque me facilitan mucho la tarea a la hora de poder ubicarme yo en cada cambio de escenario y también para poder situar mentalmente a cada personaje, porque la mayoría del tiempo no he sabido ni dónde estaba cada uno ni si estaban lejos o cerca unos de otros. Sin embargo, no tengo nada que objetar en cuanto a la edición y a la corrección, que me parecen impecables porque no he podido encontrar ni una sola errata ni una sola frase mal construida y, teniendo en cuenta la extensión de la novela, es realmente admirable el cuidado con el que se habrá realizado esa parte del trabajo de publicación.

En otras palabras, Tiempo de Osadía es un buen libro, una muy buena primera parte y una forma estupenda de haber conocido a un nuevo autor nacional de fantasía épica. Además, Ylandra se postula desde ya en su inicio como una gran saga grimdark que gustará muchísimo a los fans acérrimos del género. Sin embargo, yo no lo recomiendo ni como libro introductorio para lectores curiosos que se van a iniciar en este tipo de literatura ni como lectura ligera para descansar de otros géneros, ni siquiera para intercalarlo. Es un libro para leer y disfrutar lentamente de él y de todas sus páginas, para engancharse de forma paulatina y para ir conociendo poco a poco a unos personajes que no se sabe muy bien sin son blanco o negro o gris claro o gris oscuro. Para mí ha sido una forma estupenda de conocer a un nuevo autor y de anotarlo para tenerlo en cuenta de ahora en adelante, si no con esta, con cualquier otra historia suya más liviana.
Enlace: https://enmitiempolibro.blog..
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