Estaba jugando a algo diferente, más repugnante, complejo y perverso que la guerra. Estaba jugando a la política
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Estaba jugando a algo diferente, más repugnante, complejo y perverso que la guerra. Estaba jugando a la política
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—Así que soy un genocida, ¿eh? ¿Algo más que quieras llamarme? ¿Traidor? ¿Asesino? ¿Algo peor? ¿Crees que me gusta que me llamen esas cosas? Y sin embargo, cuando te alteras dejas de pensar con claridad y me llamas todas esas cosas. ¿Y qué es lo que ocurre entonces? Que me cabreo. ¿Y qué pasa cuando el gran maestro Aleyn Somerset se cabrea? Todos sabemos la respuesta. Se han gastado litros de tinta en dejar bien claro qué es lo que pasa. El hombre decide arrasar una maldita ciudad. ¿Quieres que me cabree, chico? —Samael negó, con la cabeza agazapada entre sus hombros—. En ese caso, ¡relájate! Si decido que mueres, en fin, mueres. Pero piensa que también puedo decidir que vives. Yo me agarraría bien fuerte a esa posibilidad.
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Estaba jugando a algo diferente, más repugnante, complejo y perverso que la guerra. Estaba jugando a la política.
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Una guerra no la gana el más fuerte ni el más preparado. Una guerra siempre la gana el que mejor se adapta a sus circunstancias.
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La paz es algo bello y frágil, tanto que si la abrazáramos se rompería.
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Las guerras las ganan aquellos que mejor se adaptan. Es un dicho tan antiguo como Ylandra.
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—¿Entonces ha comprado ya a su primer esclavo, comandante? —preguntó Viktor. —Esclava, joven —respondió—. Resulta una experiencia muy interesante la de ser el propietario de una persona. —De un anirio —le corrigió el juez. |
La verdad tiene la extraña cualidad de provocar dolor
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Por fin tenía un lugar donde dejarse llevar, donde no tenía que preocuparse en fingir. Porque así había sido su vida. Una huida hacia delante y sin mirar nunca hacia detrás. Negando sentimientos, ilusiones y esperanzas. Negando el constante murmullo de su mente diciéndole que él no era como los demás. En definitiva, negándose a sí mismo, cada átomo de su persona siendo negado por esa misma persona.
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Si quieres entrar en una mente ajena sin su permiso debes estar preparado para lidiar con los fantasmas que la habitan.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?