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Cuando tuve este libro en mis manos, me preguntaba si podría empatizar con el tema; al no ser madre creí que no podría entender del todo su contexto. Pero que equivocada estaba, Silvia es un narradora tan buena, que te hace sentir identificada con el hecho de ser mujer, ser amiga o simplemente con el hecho de plantearte sueños que a veces parecen imposibles. Silvia una mujer que acaba de cumplir cuarenta años que se ve a sí misma en un punto donde se despiertan sus ganas por ser madre, por encontrar una estabilidad amorosa y laboral que le permitan alcanzar este nuevo anhelo en su vida. al principio tanto la protagonista como tú, te plantea la pregunta de si en realidad ella quiere ser madre, por sus deseos o se ve influenciada por la sociedad que constantemente le dice que se está quedando atrás que “su reloj biológico se le agota el tiempo”. La historia poco a poco te envuelve en esta sensación de anéelo, desespero, frustración e incluso de desesperación, es casi como si quisieras gritar que basta, suficiente. Silvia vive situaciones realmente complejas cuando pierde a su padre y con la búsqueda incansable de tener un bebe, todo lo que ella creía predecible, controlado o mínimamente planeado constantemente se desborona. Los personajes del libro realmente resaltan porque de una forma u otra aportan en su proceso de crecimiento, desarrollo y aceptación; principalmente Gabriel su pareja es maravilloso. De este libro me llevo mucha información referente a los procesos de fertilidad y embarazo, una mirada más empática y de absoluto respeto a aquellos que lucha por tener hijos a pesar de las dificultades, una afirmación que las familias vienen en muchas formas y variedades. También un trago de realidad y de aceptación que la finalidad absoluta de la vida de una mujer no son los hijos o el título de madre, radica en seguir su corazón, sus valores y luchar por vivir su vida de la manera en desea, más allá del prejuicio de su edad, profesión o estado civil, que la mujer vale por lo que es. “Quizás no sea madre. Pero seré otra cosa. Seré alguien que aprendió que el miedo no prepara para nada. Porque no sabemos lo que vendrá después.” Silvia Nanclares |
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