La protagonista se llama Kim Ji-young, un nombre popular en 1982. Su vida servirá como ejemplo de la realidad de la mayoría de las mujeres surcoreanas. Su cuerpo servirá como instrumento para dar a oir las voces de distintas mujeres, vivas o muertas conocidas, provocando temor en su marido y sus suegros. Estos acontecimientos la llevarán a consultar con un médico psiquiatra a quien le narrará su vida desde su nacimiento, pasando por la pubertad, la adultez productiva hasta llegar a su rol como esposa, madre y ama de casa. Tendrá que lidiar con una sociedad tradicional patriarcal opresiva en la que la mujer siempre carga con la culpa e incita a la provocación de los -débiles- hombres de mundo. "¿La señorita Kim es también una chica doenjang?" Es de público conocimiento que en Oriente la brecha de desigualdad entre los géneros es mayor que en Occidente. Se aferran a filosofías antiguas, a las costumbres de milenios pasados, incorporando los cambios y avances más adaptables a su comunidad estructurada. Se lidia una lucha eterna por los derechos de la mujer, para que se le reconozca su condición de ser humano igual y su libertad. Este libro enciende luces en esa parte de la historia. La evolución de pensamiento en las distintas generaciones de mujeres; cómo la madre de Kim tuvo que renunciar a sus proyectos personales para dedicarse a su matrimonio y a la maternidad, debiendo al mismo tiempo sostener y planificar la economía familiar sin recibir ninguna clase de reconocimiento; la rebelión de su hermana al ser conciente del trato preferencial a su hermano menor; el silencio y la sumisión de Kim transformándose en empoderamiento dentro de ese contexto, para desembocar en el mismo destino inevitable de millones de mujeres; el activismo feminista de su jefa y las consecuencias que se deben pagar por trabajar duro y ganar mérito. Se podría hacer múltiples análisis a raíz de este relato desde el punto de vista de cada uno de los personajes, el mercado laboral, la ideología nacional, la maternidad, etc. Me resultó interesante leerlo, a pesar de los minutos de indignación que me embargó. Empaticé con la madre de Kim Ji-young, sintiendo en mis cuerdas vocales los gritos a su marido en respuesta a la orden/sugerencia a su hija de portarse bien y enfocarse en buscar esposo o cuando se recuesta en el escritorio y se lamenta por la vida que pudo haber vivido. También su jefa Kim Eun-sil de la agencia de relaciones públicas por la fortaleza que emana y sus intentos de conseguir mejores condiciones para las trabajadoras. "La mujer le dijo que se alegraba hablar con ella y le soltó de repente: «La culpa no es tuya». Aseguró que en el mundo había muchos hombres extraños, que ella misma había sido víctima alguna vez, que el problema eran ellos, no ella" Vale la pena leer este escrito de Cho Nam-joo, te transporta a su lugar en el globo, enseñándote sus reglas y el alzamiento de niñas y mujeres contra ellos, entrañando pequeñas victorias y subidas de moral. Gran manifesto feminista en formato de novela realista. |