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La verdad es que no sé por donde empezar porque justo esta novela y la forma en la que evoluciona, es precisamente la causa por la que en general y salvo alguna excepción, dejé de leer thrillers y/o novela negra de ahora. La novela en principio empieza bien, es muy ágil y amena y como relleno, el autor introduce información sobre escritores, editoriales, citas, todo muy guay en plan cultureta, pero lo que en un principio parece una gracia, me acabó cansando y distrayendo del foco central. Raphael es un joven escritor que acaba en la isla de Beaumont trabajando en una libreria (primera de las casualidades) porque alli es donde vive recluido su idolo, su escritor favorito y podríamos decir que su mentor, Nathan Flawes, que tras tres libros que se convirtieron en obras de culto (creo que incluso mencionan que ganó un Pulitzer¿¿?), decidió evaporarse del mapa literario y recluirse en la isla con la única compañia de su perro. Y a pesar de su fama de recluso antipático y antisocial, Raphael nada más llegar a la isla se pone en marcha y decide conocerle. Justo en ese momento aparece en la isla el cadáver de una chica en extrañas circunstancias y aquí lo dejo para quién quiera seguir buceando en el libro. La localización de la isla de Beaumont me recordó desde un principio al pueblo en otra novela, La verdad sobre el caso Harry Quebert, un lugar idílico, de estos irreales, artificiales, pero a medida que la novela que me ocupa iba avanzando, me di cuenta de que había más similitudes: dos escritores, uno joven y sin experiencia que acude en ayuda de su mentor, un escritor famosísimo y recluido que no quiere saber nada del mundo; el cadáver de una mujer, el joven escritor que investiga para ayudar a su mentor, etc, etc, pero el problema no es que el esqueleto de esta novela tenga tanto parecido con esa otra (una novela que tampoco me gustó nada en su momento), sino que a medida que la novela avanzaba fui desconectando porque los giros del caso no me convencían. No soporto que en momentos de máxima tensión, los personajes se pongan a hablar en monólogos interminables explicando y justificando todo el caso...; osea, el autor nos está distrayendo con esta cita de este escritor favorito, con no sé que anécdota de aquel otro famoso, Salinger por ejemplo, y sin embargo, parece que esté rellenando para que lleguen al final los dos o tres personajes principales a explicarlo todo en un monólogo interminable. Los personajes no me parecen creibles, la trama avanza a trancas y barrancas, las casualidades son demasiado oportunas dependiendo de lo que favorezca al personaje de turno ..., lo bueno es que esta novela es cortita y los personajes son los justos. Empezó siendo una novela de tres estrellas, a medida que avanzaba pensé en dos estrellas y acabé poniéndole una porque incluso en una novela de género, de entrenimiento puro y duro, le pido que respete mi inteligencia y que no me resuelva el caso contándome una milonga de varias páginas explicando los giros. Enlace: https://kansasbooks.blogspot.. |
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