La carretera

Seamos claros: No sé la recomendaría a todo el mundo. No lo digo como afirmación negativa si no casi como un elogio.
Es una novela lastrada de lenguaje y de recursos literarios en el sentido más amplio de la palabra, con pasajes tan poéticos y descripciones tan cargadas de símiles (aunque podríamos hablar de percepciones y de lo que vibra con cada uno y de si todo es una metáfora y entretenernos en demás discusiones bizantinas) que echará para atrás a muchos lectores aficionados.
Pero tanto si transitas esos pasajes deleitándote en esa atmósfera de desolación, de abandono de la esperanza, en ese juego literario que le valió su tan merecido Premio Pulitzer en 2007, como si las atraviesas como un desierto de ceniza sin interés para ti, recalarás eventualmente en algunas de las escenas más bonitas que me he encontrado en el género de la ciencia-ficción. Instantes humanos, desoladores, filosófocos, brutales, poéticos... Concretamente hay un pasaje con un anciano decrépito que releí una y otra vez no sé si cinco o seis veces porque no podía seguir adelante sin extraer todo lo posible de él.
Conclusión: Solo para amantes curtidos de la literatura. Pero si lo eres... lo vas a gozar muy fuerte.