La dependienta

Una lectura que ya he visto que ha sido muy comentada, y es que es una excelente novela que además es un verdadero canto hacia los diferentes y las diferencias en una sociedad que no deja que asomen, que no permite que se desarrollen y que lo único que se pretende es imponer las mismas pautas y sin dudar.

Todo aquello que no responde a las normas sociales profundamente arraigadas, es rechazado, criticado con ahínco y aislado.

Pero lo que nos provoca, a la vez, es cuestionarnos todas las normas, los estereotipos, así como las expectativas que vienen impuestas por una sociedad que nos presiona y nos constriñe para quedarnos en ella sin tener problemas.

Es por tanto, una magnífica exploración de la represión social, en este caso en Japón, pero extensible a toda la humanidad.

La novela está narrada en primera persona por la protagonista, pues
vamos con ella, se llama Keiko Furukura y es, precisamente, una chica diferente que pretende, hasta que lo consigue, ser capaz de sentirse como los demás, trabajando en un Konbini japonés o supermercado, que se mantiene abierto las veinticuatro horas del día, como dependienta.

y allí aprende y toma nota de las conductas y formas de actuación de sus compañeros para conseguir integrarse y parecer una persona normal, entre comillas. al menos, es lo que la sociedad exige de ella y allí sus actividades y actuaciones son perfectamente aceptadas.

Desde bien pequeña, en el colegio o en el parque ya tenía actuaciones y respondía de forma inusual y con comportamientos extraños que llamaban la atención.
Más adelante, ella pretende buscar la aceptación social y desea aprender los roles establecidos, de ahí que se interese por conseguirlo trabajando como los demás compañeros en un supermercado, .

El supermercado, un espacio que aparece y se representa como una metáfora, un lugar cerrado, perimetrado y fabulosamente ordenado. Cada artículo permanece estable en su lugar y será reemplazado inmediatamente por otro igual, si este ha sido retirado.
Los pasillos amplios establecen a cada uno de sus lados los lineales de productos perfectamente ordenados y organizados.

Los Konbini son espacios que permanecen constantemente alumbrados por una rotunda energía eléctrica, en ellos están excluidas las ventanas, los balcones, cualquier contacto con el mundo exterior que nos pueda distraer de lo que debe ser nuestra intención, comprar.
Son lugares y espacios encargados concienzudamente de embeber el pulso exterior.

Se tratará, pues, de sentirnos atraídos sin interferencias externas para conseguir lo que se expone en lineales, frigoríficos o torres de oportunidades.

Podríamos decir, que, para alguien que siente un extrañamiento, un alejamiento hacia el otro , un Konbini puede parecerse a un refugio seguro, previsible, conocible, capaz de aportar seguridad y cobijo en un mundo en que el código de actuación, de pensamiento y de deriva vital es hegemónico y arbitrariamente mayoritario.

La protagonista, está y se siente infinitamente mejor dentro de las paredes del Konbini en el que trabaja, que fuera de ese entorno participando en la esfera mundana y social.
Ella ha tenido que aprender los códigos a una edad en que todos los demás ya contaban con ellos desde la mas tierna infancia.

Keiko ha comprendido que sin asumir esos códigos tan marcados, la vida es absolutamente imposible, así que, en un momento determinado por irrespirable, decide aprender observando, forzándose a descubrir cual es ese secreto con el que todos parecen contar, salvo ella.
Ese secreto que tan alejada la tiene de todos los demás, de todos aquellos que desde tan pequeños, recibieron el código y lo aceptaron.

El extrañamiento, el alejamiento hacia el otro no es difícil de alcanzar según van pasando lo años, los desengaños, las frustraciones, la dureza de la vida pueden ir dibujando el camino de la individualidad , esa que dice lo que quiere y cuando quiere.

Pero este no es el caso ni mucho menos de Keiko, ella siente el distanciamiento, el alejamiento con el otro antes de haber llegado a padecer desengaños, frustraciones o la dureza de la vida, porque su edad y circunstancias no dan lugar a ello.

Es por eso que, quizás, tenemos que leer el libro con la intención de comprender qué hace o qué tiene que ocurrir para que una persona no acepte el código y se declare ferviente individuo ajeno a la manada.

Una extraordinaria lectura, gracias Marenpergamino por tu recomendación y es que es absolutamente recomendable.

"El mundo es un lugar muy exigente donde los cuerpos extraños son eliminados en silencio."

La literatura japonesa tiene un estilo tan único y diferencial que es muy difícil de recomendar a un lector occidental. A mí me encanta y me atraen sus historias pausadas, su afinidad por el detalle y los ambientes tan cotidianos que narran, a veces, como Murakami, y los envuelven de su peculiar aureola fantástica. La dependienta es una novela sencilla, que atrapa gracias a la personalidad de su protagonista Keiko Furukura.

Murata desglosa todo los arquetipos sociales y los pone a disposición del lector a través de sus personajes, en situaciones cotidianas envueltas en absurda peculiaridad. Keiko termina siendo una persona empática pese a sus rarezas, que pese a decisiones que no suelen ser normales, contiene algo de divertida universalidad.

La dependienta es una novela amena y entretenida, recomendada para aquellos que disfrutan con la contemplativa literatura japonesa. Contiene una mirada crítica a la sociedad y los parámetros establecidos, consecuencia de ciertas situaciones curiosas que se nos plantean en su narración. Sayaka Murata se ha consagrado como la nueva voz de la literatura japonesa.

Libro cortito, historia sencilla, trasfondo universal. Me encantó la manera en que trata la alienación de los japoneses y su cultura, que indudablemente puede ser aplicada a casi cualquier parte del mundo.

Deja una sensación de amargura recordar, mediante el relato, que en esta vida "hay que cumplir". Y permite reflexionar sobre cuántas acciones que creemos que nacen de nuestra voluntad, se ven reconducidas por ese deber casi innato de tener que encajar en sociedad. O formas parte del juego, o estás condenado al ostracismo.

Hay que resaltar y abrazar la mediocridad inherente al ser humano, y que nos dé igual, sin que eso impida llevar una vida virtuosa. Porque, ¿qué daño hace Furukura al resto de sus congéneres? Pues resulta que no hay más daño que el que se hace a ella misma. Bueno... eso dicen los demás.

"Esta es la única manera que tengo de ser una persona normal". Keiko Furukura hace 20 años que trabaja como dependienta a tiempo parcial en una tienda 24 horas. Antes de mudarse en Tokyo, su familia y amigos creían que no era como los otros, mientras que ella sentía que no encajaba en aquella sociedad. Años después, con 36, se da cuenta que toda su vida gira entorno el manual de conducta de aquella tienda, donde todo el mundo desarrolla una serie de acciones mecánicas que se repiten día tras día. 'La dependienta' de la autora japonesa Sayaka Murata fue la última lectura del #marzoasiático y, a pesar de que ya hace casi un mes que lo terminé, no sé muy bien que decir. Es uno de aquellos libros que se leen solos, no solo porque es cortito, sino por la pluma ágil e intensa de la autora, que nos hace cómplices del crecimiento de la protagonista.

Murata pone la mirada sobre la presión social y los cánones que marca el sistema, por eso, pese a que en algunos momentos ciertos personajes me han sacado de mis casillas, la protagonista me ha hecho empatizar con ella. A pesar de que el tema puede parecer duro, esta es una lectura perfecta para iniciarse en la literatura asiática. Prometo que os hará sonreír!

Con esta novela, el 2016 Murata ganó el prestigioso premio Akutagawa y fué nombrada mujer del año por Vogue Japón.
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Libro corto, sencillo, ameno. Una veces intenso, otras divertido.

Pero... que creen? Contundente!

Lo que se lee como una "novelita"para pasar el rato, resulta ser una crítica precisa, bien lograda y directa.
Cómo ser diferente, en un mundo que no nos lo permite? He aquí el gran nudo!

Es esta la vida de la protagonista que bien pudo ser una asesina en serie o una desajustada mental a conciencia y a gusto, pero que, entendiendo las limitaciones mentales con las cuales nació, quizo, metida en el cuerpo de una dependienta de un super, pasar por una persona normal, coincidir, ser aceptada y aprobada.
Le valió un tiempo, y lo disfrutó mientras le valía. Luego lo intentó para encajar, para ser como sus amigas, para evitar el sufrimiento de su familia, para los otros, para los otros, para los otros....
Sus repentinos cambios, en ese intento de ser "normal" me hicieron reír, enojar, entristecer, porque hay de todo.

Observó, imitó...lo intentó.

Esa franja entre "normalidad" y "anormalidad" que se cruza cuando no tienes respuesta a preguntas como: Cuando te vas a casar? Tienes novio? Estás en edad de tener hijo! Esa carrera es tonta! No has conseguido un mejor trabajo? Y podría poner miles de las que ya conocemos, cuya respuesta nos harían encajar perfectamente, pero cuya negación nos mandaría al mundo de los "apestados".

Es una crítica a la mujer, que "debe" cumplir cierto roles, pero esa falda sirve para todo aquel que es diferente, que no cumple los estándares y que necesita ser aceptado.

Te vas a cuestionar! Y mucho...Te va a poner a pensar si haces lo que quieres, lo que te gusta, lo que te hace feliz....sea "bendecido" o no.

Y recuerda: te vas a morir!
Por si eso de ser diferente te trae de cabezas, dale vuelta y respira, vive, SÉ.
Somos una triste canción de un saco de melodías, no vale la pena gastarla viviendo para los demás.

Me ha maravillado como en unas 70 páginas la autora consigue que se empatice con la protagonista hasta el punto de que todos los que la rodean y sobre todo la sociedad en la que vive, cargada de prejuicios y normas asfixiantes, resulten odiosos; una persona que no molesta a nadie, que es feliz con la vida sencilla que lleva y que ama profundamente su trabajo, en el que se siente segura y útil, es continuamente juzgada y cuestionada por amigos y familia por no vivir como ellos, pero no puede hacerlo, no es como ellos, no entiende las señales que la rodean y se sabe diferente, por lo que intenta encajar buscando referencias y ayuda de su hermana, para saber cómo reaccionar y comportarse.
Me ha encantado, es muy ágil y a pesar de su aparente sencillez oculta una crítica a la sociedad japonesa.
Una vez más he de agradecer este descubrimiento a marenpergamino.

Esta será, sin dudas, una de las mejores lecturas de mi año, porque la sensación que me dejó fue inolvidable. Me sentí llena de adrenalina, exultante y sobre todo, con muchas pero muchas ganas de DESOBEDECER. Porque para mí, este pequeño librito es en realidad una verdadera oda a la irreverencia. Si alguna vez te sentiste raro, rechazado, subestimado y/o presionado para ser lo que no sos, " la dependienta" hará que te den ganas de mandarlos a todos a la mierda.
Y lo mejor, es que este llamado a la rebeldia esta escrito por una mujer, en un pais bello pero muy poco tolerante para con los rebeldes, y menos para con sus mujeres.
En este libro,la protagonista no puede seguir las reglas sociales no porque no quiera sino porque no puede: tiene asperger. Ella no entiende estas reglas. Y cuando comprende que siempre será rechazada por no ser " normal", decide camuflarse y fingir ser lo que la sociedad le pide. Esto lo logra cuándo finalmente encuentra un trabajo en un combini, que son unas tiendas abiertas las 24 horas. Allí finalmente se siente plena porque sabe como actuar, dado que las normas son explícitas: todo está escrito en el reglamento.
El libro es una genialidad de menos de 100 páginas. Corto, contundente y certero. Toca, rotundamente, temas tan importantes como la vulnerabilidad y la desprotección de los que son diferentes y la presión que pueden llegar a sentir las mujeres en países en los que no estar casada ni tener hijos, parece ser un verdadero crimen.
Pero lo que más me gustó es que "la dependienta" me recordó a otro libro que me encantó: " El extranjero", de Camus. En las palabras, las comas, los puntos y las frases de ambos relatos, se puede oler, ver y palpar un existencialismo bello que te recuerda que solo deberían juzgarte por lo que verdaderamente haces, y no por lo que la sociedad cree que deberías ser .
Un libro único.❤.

Es la primera novela que leo de la escritora y mi primera incursión en la literatura japonesa.

Es una historia corriente, del día a día, pero a la vez intimista, introspectiva.
Una trama corta, que se desarrolla despacio, en la que parece que no sucede nada y sin embargo, si te adentras en leer entre líneas es una crítica social al comportamiento de la sociedad en general, y de la nipona en particular.
Una crítica de roles sociales, estatus, del papel de la mujer, qué se espera de cada uno de nosotros.

Muestra la hipocresía y sensacionalismo, el materialismo y la búsqueda del bienestar.

Me explota la cabeza,una joya de relato, me ha sorprendido como en tan pocas páginas que se leen de un tirón se puede decir tanto. al comienzo me ha resultado cómico, hasta que caí en la cuenta de que la protagonista puede padecer algún tipo de trastorno según van sucediendo las cosas. Nos hace ver como la sociedad aparta a las personas que no entran dentro de lo establecido como es tener hijos, pareja y trabajo estable porque tienes ya ciertos años y se te pasa el arroz.El nivel de exigencia es igual para todos independientemente de si se tiene alguna carencia o si se quiere vivir de distinta forma. Nos sentimos obligados a mentir,actuar, imitar, inventar,copiar ....y todo ello para formar parte del circo . En el único lugar donde nuestra protagonista se siente normal y realizada es como dependienta, podría ser porque dispone de un manual donde explica como actuar,ser y hacer dentro de la tienda, es todo muy mecánico y repetitivo ,fuera de ahí la protagonista se siente perdida.

bastante sosita la historia.

todo muy estereotipado y un tanto monótono. supongo que la literatura japonesa no es mi estilo y su modo de vida, ideales y comportamientos también difieren bastante de Occidente.

No lo recomiendo especialmente por todo lo dicho antes.