La dependienta

La dependienta es una novela corta sobre la vida de Keiko, una mujer de 36 años que ha pasado los últimos 18 años de su vida trabajando en una tienda de conveniencia. A pesar de haber obtenido un grado universitario y de tener una familia unida y cariñosa, Keiko parece “no encajar” dentro de la sociedad, y este ha sido su caso desde que era una niña. En su trabajo –repetitivo, común y mal pagado– la protagonista ha encontrado un refugio y es verdaderamente feliz en él. Sin embargo, su entorno inmediato lo considera poco menos que mediocre. Asimismo, Keiko nunca ha tenido una relación porque sencillamente, nunca le ha interesado. Y sin embargo, sus conocidos y su familia “se preocupan” por su situación: por su edad, por su trabajo mediocre, por su falta de relaciones, porque no tendrá una familia. Pero Keiko es en verdad feliz, en su trabajo, en sus rutinas, con su vida. Hasta que un buen día, un nuevo compañero de trabajo que es un desadaptado social, por así decirlo y bastante pedante, cambia su perspectiva: el hombre es también de la misma edad de Keiko y está buscando una mujer para casarse. No porque le interese realmente una relación sino porque sabe que la sociedad espera que un hombre se case, tenga una familia, la sostenga porque si no lo hace, “algo está mal” y ha fallado en su rol. Lo mismo para las mujeres y para ellas el juicio es mucho más duro: porque no han cumplido su función de reproducirse. Ambos hacen entonces un arreglo, en el que vivirán en la misma casa pero sin ningún tipo de relación física o emocional y para sorpresa de Keiko, se da cuenta que al decir que vive con un hombre, sus amigos la celebran, se alegran por ella y comienzan a considerarla como más “normal”. En este contexto, ella debe tomar la decisión sobre si continúa con esa farsa o simplemente regresa a la conocido, a su trabajo, a la vida que, con todo y su repetición y aparente tranquilidad, es lo que en verdad la llena y la hace feliz.

La novela me ha gustado porque es una reflexión brutal sobre algunas de las sociedades modernas. Uno pensaría que en un país como Japón, en donde todo es modernidad y vanguardia, muchas de las ideas sobre lo que debe ser la aspiración de una mujer serían distintas, más liberales y menos prejuiciosas, pero no. La realidad es que las mujeres en el mundo seguimos enfrentando prejuicios y juicios, cuando no se opta por el estilo de vida tradicional –estudiar, trabajar un rato, pero luego casarse, tener hijos, construir un hogar. Me ha gustado mucho también la reflexión sobre el trabajo y la vida profesional pues en el mundo contemporáneo se nos inculca aspirar siempre a más, al triunfo, a resaltar, cuando no todos nacen con la personalidad de líder o emprendedor. La pregunta subyacente es, ¿qué tiene de malo disfrutar de un trabajo tranquilo, rutinario, pero que se hace bien? ¿Qué tiene de malo ser feliz con poco? ¿Quién es el mundo para juzgar?

Como mencioné, esta es una novela corta que presenta un interesante retrato de nuestras sociedades y sus prejuicios y que invita a cuestionarnos sobre nuestros propios paradigmas y creencias. La he disfrutado, aunque reconozco también que la escritura en algunos momentos me pareció un tanto seca y considero que si bien su tema es relevante, le falta un poco “algo” para ser una gran obra en términos literarios.