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Antes que nada, decir que no estoy familiarizado con la literatura oriental en líneas generales, así como tampoco lo estoy con las obras de Murakami. Sin embargo, sí lo estoy con la cultura y moral de la nación nipona, que se percibe de forma tenue dentro de las páginas del libro. Esto no tendría que ser un error en sí mismo, pero si pretendes crear una atmósfera de cierto realismo dejando a un lado la figura del comendador introduciendo hechos históricos, se hace inverosímil que ninguno de los personajes siga los cánones de la moral japonesa a excepción de los rimbombantes tratamientos de cortesía. Fuera de ésto, en las conversaciones y relaciones entre los escasos personajes, asemejan salidos más de Brasil que de Japón. No llegas a empatizar con ninguno de ellos, inclusive el protagonista; aún viviendo toda la historia desde su mente mediante una narración en primera persona (también relatando historias como ser omnisciente de hechos los cuales desconoce). El desarrollo y tratamiento de la trama es soporífero. Se repite y revuelca una y otra vez en las mismas ideas sin añadir nuevas perspectivas a la situación. El papel de la mujer (a excepción de su hermana) está enmarcado exclusivamente dentro de lo sexual, o en segunda instancia; de las manipulaciones que el género femenino emplea en este ámbito. La introducción de los elementos fantásticos es natural y mesurada; pero sin más rodeos: no me llega. Espero que otr@s hayan podido degustar esta novela, que sin duda no ha sido escrita para mí. |
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