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Cada encuentro con Murakami es un viaje único y especial. Lo peculiar de sus historias no son, quizás, para todos los gustos, pero si le pillas el punto, pocos te harán disfrutar tanto como él. Nos encontrarmos con el protagonista de Escucha la canción del viento y Pinball 1973 varios años después. En la actualidad, está a punto de divorciarse y es socio de una empresa de publicidad junto con un amigo. La publicación de una extraña fotografía en la que aparecen un rebaño de ovejas, provocará una serie de disparatadas y extrañas situaciones. Cuando me sumergo en una historia de Murakami, sé de antemano que me voy a encontrar con una de sus dos vertientes. Puede ser la más sencilla, con historias cotidianas del día a día y las relaciones humanas que se dan entre un grupo de personas. O bien, todo lo anterior mezclado con mundos parelelos, surrealismo y mucho suspense. La caza del carnero salvaje se enmarca en esta última tendencia. Un personaje solitario, que no encuentra su lugar en el mundo, de pronto sentirá un renovado interés en la vida a raíz de una extraña intriga que tiene que ver con un carnero. Cuanto más leo a Murakami, más reafirmo la razón de que sea mi autor favorito. Sus libros son viajes que no siempre responden cuestiones, sino que las plantean. Y siempre me absorven completamtente. Es hipnótico este señor. El final de la novela, como casi siempre me suele pasar con él, me deja esa extraña sensación de vacío que sienten sus personajes durante toda la historia. Si te gustan la historias de personajes solitarios que buscan su lugar en el mundo, sin sentir que encajen del todo, Murakami es tu autor. |
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