Este libro es el décimo que llevo leído del autor y pensaba que no me iba a sorprender, ya que conozco muy bien su estilo. Pues lo ha conseguido con estas dos historias paralelas e intercaladas por capítulos, a cual más interesante y extraña. al principio me iba perdiendo con ambas tramas a cada momento por los términos y explicaciones que no terminaba de entender bien, pero poco a poco va conectando todo y cada detalle acaba en el lugar que le corresponde. Como ya es habitual en las novelas de Murakami, el ritmo es muy pausado (no aburrido) y los personajes tienen la forma de ser y de actuar dignos de Asia. Todo va a un ritmo tranquilo, sin sobresaltos, pero en ningún momento me ha dado la sensación de que fuera lento o sin acción; no cesa de ocurrir cosas desde el primer capítulo, pero sin ser trepidante...no sé si me explico bien. Una vez más se repite algo que, al parecer, le encanta al autor, los personajes no tienen nombre, pero ya nos hemos encargado de ponerles un apodo a cada uno de ellos (mis compis de LC y servidora) para aclararnos un poco y no hacerlo tan lioso. A pesar de los sin nombres, cada una de las historias está muy bien estructuradas y, como es de costumbre, es una delicia leer la prosa de Murakami; a mí, personalmente, me llega a relajar y es algo complicado debido a que soy una persona muy nerviosa, pero sus libros lo consiguen. "Cuando un ser humano se ve envuelto en la oscuridad, busca de modo instintivo la luz de la luna y las estrellas. Pero sobre mi cabeza no había lunas ni estrellas, solo diversas capas de tinieblas gravitando sobre mí". + Leer más |
Cuando nos rodean los muros, la aventura de toda una vida quizá consista en franquearlos. El regreso de Murakami a la novela después de la muerte del comendador.
Poco se imagina el joven protagonista de esta novela que la chica de la que se ha enamorado está a punto de desaparecer de su vida. Se han conocido durante un concurso entre estudiantes de diferentes institutos, y no pueden verse muy a menudo. En sus encuentros, sentados bajo la glicinia de un parque o paseando a orillas de un río, la joven empieza a hablarle de una extraña ciudad amurallada, situada, al parecer, en otro mundo; poco a poco, ella acaba confesándole su inquietante sensación de que su verdadero yo se halla en esa misteriosa ciudad. de pronto, entrado el otoño, el protagonista recibe una carta de ella que quizá suponga una despedida, y eso lo sume en una profunda tristeza. Tendrán que pasar años antes de que pueda atisbar alguna posibilidad de reencontrarla.
Y sin embargo, esa ciudad, tal y como ella la describió, existe. Porque todo es posible en este asombroso universo donde la realidad, la identidad, los sueños y las sombras fluctúan y escapan a los rígidos límites de la lógica.