Murakami siempre me genera un conflicto a la hora de valorar sus libros. Su narración es increíblemente detallada, pero al mismo tiempo es exquisita y fluída. Siempre mezcla el realismo con la fantasía; nos adentra en esos mundos de ensueño, en los que sus personajes se ven sumergidos, a la vez que analiza pensamientos y sucesos completamente cotidianos. Mi problema con este autor es que creo que, a veces, se le va la fantasía de las manos y eso me hace desconectar del protagonista y de lo que está viviendo y sintiendo. En el caso de este libro, le he dado cuatro estrellas porque, aparte de su exquisita narración y su análisis de la realidad, que me parece brutal, Murakami nos presenta a una serie de personajes tan extravagantes como interesantes, que cuentan historias igualmente interesantes y que salvan, con creces, esas partes de la historia que se me hicieron quizá más tediosas, debido al exceso de fantasía o deformación de la realidad. Lo recomiendo a aquellas personas que disfruten de libros cuyo elemento fuerte no sea la trama, ya que Murakami tiene la capacidad de escribir libros sin contar ninguna historia. |