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Críticas sobre Al sur de la frontera, al oeste del Sol (19)
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Eldesvandellector
 16 February 2023
La infancia es una etapa que puede definir en mayor o menor medida como será nuestro yo del futuro. Las cosas que nos pasan o las personas que conocemos pueden acabar sentando las bases de la persona en la que nos convertiremos. Y eso es lo que le ocurre al protagonista de esta novela, Hajime, que vivirá su vida marcado por el recuerdo de Shimamoto, una chica que conoció en el colegio y de la que acaba distanciándose fisicamente, pero que siempre vivirá en su recuerdo. Hasta que un inesperado día, reaparece en su vida para ponerla patas arriba.

La novela se divide en dos partes claramente definidas. En la primera se nos presenta la infancia del protagonista y se ahonda en su relación con Shimamoto. En la segunda es donde comienza la acción de la historia. Hajime, ya casado, con dos hijas y con un trabajado que le permite una estabilidad económica considerable vive feliz en cierta medida, pero en su interior se haya un vacío que nadie ha podido reemplazar, el vacío dejado por Shimamoto. Y es cuando ésta última entra en escena cuando Murakami prende la mecha de la acción y comienza a tejer una historia cargada de misterio, en la que los fantasmas del pasado están presentes en todo momento.

El arrepentimiento, la nostalgia, y la soledad son los temas más característicos de esta obra, en la que incluso podemos ver pequeños detalles autobiográficos del autor que se muestran de manera novelada (Hajime es dueño de dos bares de música Jazz, al igual que Murakami antes de ser escritor).

Los ecos de “lo que pudo haber sido”, así como los errores del pasado, están presentes constantemente en la mente del protagonista, que tras su encuentro con la misteriosa Shimamoto comienza un camino laberíntico que supondrá un antes y un después en su vida. Un libro sobre el amor en su máxima expresión, cargado de nostalgia y de una prosa sublime que te envuelve hasta la última página.
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chris_books_
 29 July 2023
Al sur de la frontera, al oeste del Sol, de Haruki Murakami, es el octavo libro del autor que leo (si no me equivoco), y podría decir que, junto a Tokio Blues y algunos de sus relatos, es el más "normal", entendiendo por normal el que no entren en juego esas idas de olla a las que nos tiene acostumbrados este señor. Es por ello por lo que lo veo un libro idóneo para empezar a leer al autor y no abrumarse demasiado, como podría pasar con Kafka en la orilla, por poner un ejemplo.

En esta novela se nos cuenta la vida de Hajime, un hombre con una aparente vida de casado tranquila, con su familia y sus negocios funcionando a la perfección. Una historia que trata mayoritariamente sobre amor, en muchos sentidos.

Como siempre, la historia está plagada de música, literatura y de ese tono pausado pero que engancha como pocos al que acostumbra Murakami. Mucha gente "desprecia" al autor por ser plano o bestseller pero vamos, yo encantado una vez más de dejarme engatusar por sus letras.

Una historia que me ha dado lo que esperaba, que me ha enganchado, me ha dado muchas reflexiones en sus páginas (como casi siempre) y de la que he disfrutado muchísimo. Es difícil decir que se coloca en el top porque ya son muchos los libros que me encantan del que es uno de mis autores favoritos, así que simplemente diré que es otra maravilla que os recomiendo muchísimo.
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Paolapajarito
 24 July 2022
Muchas veces nos pasamos la vida llenando vacíos, creyendo que nos falta algo, casi siempre apuntando a lo que se supone es lo ideal para nosotros...cosas materiales, estados para exhibir, perfiles que presumir, que la misma sociedad nos vive recordando o exigiendo. Lamentablemente, en ese afán de aparentar o querer cumplir con ciertos cánones, olvidamos lo que realmente necesitamos, y caemos en cuenta cuando quizá ya sea difícil dar reversa.

Y es que Hajime el protagonista de esta historia, un hombre de 37 años, casado, con dos hijas y una estabilidad económica envidiable, es el reflejo de muchas personas, cuyas vidas nunca terminan de alcanzar esa llamada "plenitud" que se suele prometer. Cuando niño tuvo la oportunidad de conocer una chica de su colegio, con quien por un tiempo compartió momentos muy comunes para los ojos de cualquiera, pero sin lugar a duda sublimes para ambos, y que de una u otra forma marcarían sus vidas para siempre. Durante años buscó aquello inexplicable y diferente que sólo había conseguido con su amiga Shimamoto, y que sin lugar a dudas lo reconfortaba, pero que de alguna manera lo condujo a actuar de tal forma, que por una u otra razón llegó a enfadarme, pero que a pesar de los varios errores que haya cometido, no pude evitar sentir cierta empatía, peero ojooo ...sin justificar su proceder.

Es la primera vez que leo a Hurakami y me he llevado una grata sorpresa. Quizás la historia como tal no tenga una trama que sea del otro mundo, pero si es de esas que me han logrado calar en el alma, y me han hecho reflexionar en muchas cosas. Su narración es muy fluida y sencilla, sin mucha arandela llega con un mensaje que puede entenderse de diferentes formas. Lo único que no me terminó de convencer, fue de un personaje cuyo propósito dentro de la historia no comprendí, y lo sentí más como un relleno. A pesar de eso, ciertamente, este es un libro en cuyas líneas quizás encontremos alguna coincidencia con nosotros, que seguro no nos dejará pasar indiferentes.
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marulibros
 19 November 2023


Novela que nos habla de los primeros amores, esos que no se olvidan por mucho tiempo que haya transcurrido, amores que son para siempre y que se guardan con un celo especial en el corazón, recuerdos de juventud que se engrandecen en la memoria, deseos pendientes jamás satisfechos, de ganas de recomponer un pasado que no volverá; porque las situaciones y las personas cambian, evolucionan y lo que pudo ser ya nunca jamás será 

Una historia que nos habla de continuar por el camino elegido, asumiendo las decisiones, seguir en el presente y avanzar hacia un futuro con errores, fracasos, anhelos y nuevos sueños. al final siempre queda la experiencia y todo formará parte del aprendizaje

La condición del ser humano, las dudas, la búsqueda de la felicidad personal envuelto siempre en una atmósfera onírica, sello característico en la obra de Murakami


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Lourdesmlg
 11 November 2023

Siempre digo que leer cualquier libro de Murakami me provoca la sensación de estar relajada, pues con este libro ha ido todo más allá. Podría compararlo con una melodía de coreografía desconocida en la que te vas dejando llevar sin tener ni idea de cómo acabará este precioso baile.

Como bien dice la sinopsis, es una historia de amores; de esos amores que no tenemos definidos debido a la edad en la que se cruzan en nuestro camino y los vamos dejando pasar, hasta que un día como otro cualquiera nos vamos dando cuenta de que nuestra vida no está completa, es como un puzzle inacabado al que le falta esa última pieza que será la clave para lograr la más absoluta felicidad, pero que por circunstancias de la vida nos será imposible encajarla y debemos seguir viviendo con las decisiones que hemos ido tomando en cada momento, aunque no sean las más acertadas.

"Todo cuanto tiene forma puede desaparecer en un instante. Antes de que te dieras cuenta, todo podía haberse borrado para siempre".
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Leonhart_Noctem
 30 October 2021
Como es común en Murakami, una vez más el protagonista parece atrapado en su propio pasado, y la nostalgia surge casi como un personaje más que parece encarnar en las pieles de otros, como si el personaje principal creara su propio mundo a través de sus recuerdos, y en donde llega un punto en el que tanto él mismo como nosotros no encontramos respuestas de hasta dónde llega la realidad, o mejor dicho: ¿a qué lado del eslabón roto está la realidad?.

No está demás decir la manera tan fantástica que tiene Murakami para narrar y lograr que los pequeños detalles y la simplicidad de la vida cotidiana tenga un atractivo fascinante y único. Además, como es costumbre, la música forma parte integral de la novela y aparece no sólo como decorativo o para estilizar las acciones, sino como algo indispensable en la historia misma.
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Liveletraslove
 23 March 2021
Pese a ser una novela de Murakami, al cual adoro, en estas líneas, apenas me he encontrado. He hallado un vacío lleno de indiferencia hasta prácticamente un tercio del libro. Había trama, desarrollo de ésta pero no sentía esa profundidad que tanto caracteriza al autor. Han habido fragmentos, frases que me han dejado asombrada con su trasfondo pero no he conseguido encontrar lo mismo en la historia hasta el final y, siendo así, me ha parecido algo carente de emoción. No hablo de la emoción que sientes al comprender ese algo de esa novela que te trae de cabeza, hablo de esa emoción en la que te ves reflejado y ni tan siquiera habías tomado cuenta de que tal cosa ocurriera en tu interior. Hablo de ese vacío al terminar la novela que sabes que poco a poco llenará el día a día y también, tu nueva forma de ver las cosas, por pequeña que sea esa diferencia con la anterior. Ésa es la emoción que busco en Murakami y siento que en este libro, no la he hallado. Si que es cierto todo lo que dice, a la mayoría nos ocurre en algún momento determinado de la vida pero sin más, es como que no va a hacer un cambio trascendental en mi vida, ni en mi forma de pensar, ni en mis emociones. Nada. Me encantaría que esto solamente me ocurra a mí y haya quien pueda decirme lo equivocada que estoy, si es así, por favor, llenad esta indiferencia que me ha dejado.
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Rolando
 12 December 2020
En este libro Murakami aplica perfecto la frase "la mujer entre más coja, mejor" Qué curioso que al comenzar a leer parece una historia simple que devoras en un día y te topas con algo tan complejo y hermoso al final. El final, por cierto, deja tantas dudas, tantas teorías, que es imposible no volver a releer y releer con los ojos más abiertos, un libro en el que te quedas pensando semanas después de haberlo leído. Altamente recomendado.
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laviejadelengua_
 20 November 2020
Este fue el primer libro de Murakami que leí y el único. Es un libro que se torna un poco difícil de seguir, podría decir que hasta se vuelve tedioso. Está inundado de referencias a la cultura del jazz, lo cual a mi parecer lo torna un poco pretencioso y hasta rebuscado. Sentí que Murakami quería demostrar su intelecto esforzándose demasiado.

Lo que sí me pareció interesante es el retrato de las relaciones familiares según la cultura japonesa, tan diferente a la nuestra.

No es un mal libro, al fin y al cabo, es la historia de un hombre que llega a la crisis de la mediana edad y se reencuentra con su amor de la adolescencia. Un poco cliché tal vez, pero hay que darle una oportunidad.

Punto a favor: la descripción de los paisajes japoneses es sublime, después de leerlo quise viajar a Japón.
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chibiriquete_negro
 01 March 2020
Las palabras al sur de la frontera me sonaban enigmáticas. Cada vez que las oía, me preguntaba qué diablos debía de haber allí, al sur de la frontera.

Murakami, H., al sur de la frontera, al oeste del sol, 2003, p.p. 21.

Al sur de la frontera, al oeste del sol, cuando compré el libro el enigma por el título crecía como una protuberancia dentro de mí, me preguntaba, ¿Qué diablos debía haber allí?, debajo del nombre de Haruki Murakami.

Al sur de la frontera,
al oeste del sol,

De por sí, el título es un haikú incompleto, que tarda 268 páginas en revelar ese último verso. Si bien, el final tiene más de cinco sílabas, podría compararse con un haiku de año nuevo, es el poema de un ciclo, las estaciones de un hombre que inicia en la primavera de la infancia, y termina en el invierno de la madurez, sin hojas, con el frío de la nieve encogiendo las raíces hasta la muerte.

Tansaku, palabra del japonés, se refiere a una larga página en dónde se escriben haikus, y, según la costumbre, se puede llevar en la espalda, cómo un atuendo, sobresaliendo detrás del cuello para ofrecerlo. de la misma manera, llegó a mi este libro, revistiendo, como un abrigo inmenso, las vitrinas de las librerías que frecuento. A diferencia de Izumi, el verano de Hajime, su segundo amor, la novela atrae no por la belleza interior de alguien que ama secretamente los diluvios y lo terremotos, sino por apariencias externas, cuantificables e impersonales; por el ruido de un tsunami de marketing que ha puesto a Murakami en la corbata de las librerías alrededor del mundo. Su escritura goza, igual que Izumi, de algo que Murakami llama magnetismo, “una fuerza que te atrae y te absorbe, te guste o no te guste, quieras o no.” (2003, p.p. 54). La novela avanza con la velocidad de un tren hacia Tokio, con la electricidad de una occidentalización vertiginosa, aséptica, depurada con los rieles de temáticas grandilocuentes; la novela de Murakami es un tren que, ante cualquier lectura minuciosa, se descarrila hacia un esnobismo que puede ocasionar el accidente del lector, e incluso, su muerte por inanición de imágenes verdaderas. El paisaje que presenta, aparentemente japonés, es tan artificioso que da la sensación de estar, ya no en un asiento de primera clase, mirando por la ventana a un melancólico paisaje de lluvia, sino en el maletero del tren, a donde guardan los trastos usados de los tripulantes. La aparición de imágenes que hay es un reciclaje que no tiene el origen manantial de una escritura como la de Kawabata, sino, más bien, se trataría del final el río de la literatura japonesa, donde ya el agua ha sido suciamente contaminada, y apenas es potable para el lector desprevenido.

Surgía una espiral y, de esa espiral, surgía otra distinta. Y la segunda espiral se entrelazaba con una tercera. Y esas espirales, vistas por supuesto con los ojos del presente, poseían una cualidad conceptual y abstracta. Lo que yo deseaba, más que nada en el mundo, era poder hablarle a Shimamoto de la existencia de esas espirales. Pero no era algo que pudiera contarse a otra persona con las palabras que yo usaba por entonces. Para expresarme con propiedad hubiera necesitado un lenguaje muy distinto, desconocido. Y ni siquiera sabía si lo que sentía era digno de ser expresado con palabras.

Murakami, H., al sur de la frontera, al oeste del sol, 2003, p.p. 32.

Murakami, de la misma manera, surge como una espiral a la que se encadenan, una detrás de otra, otras espirales. Su novela, de alguna manera, logra la expresividad de esa sensación a la que Hajime no tiene más remedio que callar, pues, sus imágenes, aparentemente líricas, las situaciones y los personajes son como melodías, si bien bastantes simples, que se repiten como en una partitura, estructuras cerradas y circulares, que se repiten indiscretamente en otras de sus obras, como una fórmula mágica, como una tonada pegajosa que poco tiene que ver con el jazz, o con las canciones de Liszt de las que tanto habla.

Murakami es el mejor autor para un Propp, el peor para un Dostoievski o para un Chejov. Si bien hay motivos agradables que aparecen una y otra vez y son fácilmente identificables en un catálogo de posibilidades, no hay polifonía, no hay una voz auténtica, ninguna devoción al idilio con la naturaleza. Incluso da la sensación de que la novela habla en primera persona de ella cuando dice, “todo cuanto se reflejaba en mis pupilas carecía de contornos definidos y movimiento.” (2003, p.p. 17). al menos por ahí podría atribuírsele la proeza de hacer meta literatura.

A al sur de la frontera, al oeste del sol también podría atribuírsele la parodia inintencionada de Mishima y de Kawabata, pues bien, la biografía de Hajime es la infancia un hombre con un erotismo y una sensibilidad latente, que es a penas patética comparada a la de Kochan, el protagonista de Confesiones de una máscara; de alguna manera Murakami es la promesa cumplida del acontecimiento que suicidó a Mishima, la degradación de los valores a la nimiedad, al vació por ausencia. de la mitad para adelante, al sur de la frontera se torna en una versión de Lo bello y lo triste, la añoranza de una mujer de infancia, desterrada por el tránsito del tiempo, pero circundada claro, por la música en vinilos, la lluvia, los cigarrillos y otra serie de tratamientos aparentemente hondos, pero superados con gracias por la simplicidad de una escritura como la de Kawabata, la fuerza poética del sonido de una campana sobrepasa al piano trio de jazz que toca en el bar de Hajime en su encuentro con la mujer de su infancia.

—Pues es lo mismo. Este mundo es igual. Si llueve, las plantas florecen; si no llueve, se secan. Los insectos son devorados por las lagartijas; y las lagartijas, por los pájaros. Pero, en definitiva, todos acaban muriendo. Y, después de muertos, se secan. Cuando una generación muere, la sucede la siguiente. Es así. Hay muchas maneras de vivir. Hay muchas maneras de morir. Pero eso no tiene ninguna importancia. al final, solo queda el desierto. El desierto es lo único que vive de verdad.

Murakami, H., al sur de la frontera, al oeste del sol, 2003, p.p. 117.

El desierto, como una norma estética de la novela, dice algo del ayuno de variaciones que hay en ella, y de la gula de reiteraciones y filisteísmos que sobran; la esterilidad como una forma, excesos de arena, granos idénticos, repetidos incontablemente en una duna, que, si bien es hermosa, se desmorona fácilmente entre las manos. Tampoco hay espinas, no hay cactus que duelan, solo esa confortable playa anaranjada de la arena, y las aves de rapiña comiendo de la carne usada, de la carne descompuesta.

—Tal vez sea porque no me gusta que me defrauden. Cuando leo un libro malo, tengo la sensación de haber malgastado el tiempo. Y eso me decepciona. Antes no me sucedía. Disponía de mucho tiempo y, aunque pensara: ¡Vaya tontería acabo de leer!, siempre tenía la impresión de que algo habría sacado de allí. Dentro de lo que cabía, claro. Pero ahora no. Solo pienso que he perdido el tiempo. Quizá tenga que ver con hacerse viejo.

Murakami, H., al sur de la frontera, al oeste del sol, 2003, p.p. 131.

Tal vez, en mi lectura, tuve la sensación de que me estoy volviendo viejo.




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MURAKAMI, H., al sur de la frontera, al oeste de sol, traducción de Lourdes Porta, 2003; Barcelona, Tusquets editores.
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