After Dark

“Baila, baila, baila” está protagonizado por un hombre de 34 años (del cual desconocemos el nombre) que trabaja como escritor freelance para ganarse la vida y que, un buen día, siente la necesidad de volver a un hotel en el que en el pasado se alojó con una misteriosa mujer que siente que ahora, de alguna manera, llora por él y le llama. Tras encontrar el hotel decide pasar unas noches en él y así investigar un poco, pero se lleva una gran sorpresa cuando descubre que, a pesar de mantener su nombre, ha cambiado hasta el punto de pasar de ser un humilde hotelucho a convertirse en un edificio lujoso y lleno de comodidades. Sin embargo, nuestro protagonista siente que en el nuevo hotel todavía permanece oculto el antiguo y, cuando una bella recepcionista le cuenta una historia tan inverosímil como espeluznante, empieza a ver confirmadas sus sospechas.

La rutina de este hombre se ve sacudida a partir de este momento al conocer a nuevas personas que entran en su vida, cada una con su historia y trayectoria vital y al reencontrarse con un viejo amigo del instituto a cuya amistad se aferra con fuerza a pesar de que le mete en un buen lío. Sin embargo, continuamente teme y sufre porque sabe que, tal y como le ha pasado siempre, estas personas acabarán saliendo de su vida en algún momento y su existencia real acaba mezclada, como es costumbre en las historias de Murakami, con situaciones irreales, extrañas y de gran carga onírica que, sin embargo, de una manera u otra también son parte de su realidad. El amor, la soledad, y la muerte marcan la pauta de este libro del que he disfrutado intensamente, a pesar de que puede que la trama, así contada, no parezca gran cosa.
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