Trilogía de Auschwitz

Lo primero que sorprende de este testimonio durante la primera parte, y no es casualidad, es el tono objetivo con el que se describen las atrocidades vividas por el escritor y químico italiano y otros muchos millones de personas. Hablando como testigo, y no como víctima, Levi pretende dar información sin levantar juicios (más allá de los evidentes), dando a conocer una realidad que necesita desesperadamente cobrar vida en la conciencia y memoria colectiva. También por esto decide no hablar de aquello que no haya vivido o visto por si mismo, dejando un vacío que somos muy capaces de rellenar y haciendo evidente que muchísimas personas sufrieron peor suerte que él (y el suyo no fue un camino de rosas).

Dicho esto, lo que se retiene en estas 245 páginas es suficiente para horrorizar a cualquiera, pero también tiene la fuerza de la belleza y la profundidad de la pregunta más antigua de la filosofía: qué nos hace humanos y, más aun, qué hay que perder parar perdernos a nosotros mismos.

Pasando a los otros dos, puedo decir que se nota un cambio de estilo importante. En el primero habla exclusivamente de lo que él vivió o pudo ver (motivos en la reseña xD) mientras que La tregua es un relato más personal, no se limita a exponer hechos, sino que comienza a sentar las bases de la reflexión filosófica y psicológica que será la tercera y última parte. En el caso de la segunda, se relata lo que vivió desde que los alemanes abandonaron Auschwitz hasta que, muchos meses después, pudo volver a casa.

Finalmente, Los hundidos y los salvados, expone las consecuencias psicológicas en los supervivientes y en los presos (antes del fin de la guerra). Da una imagen definida del cambio irreversible que se produce en una persona tras pasar por una experiencia de ese calibre. También abre debates y reflexiones muy interesantes, especialmente centradas en la recepción y el impacto social que el exterminio género una vez lo ocurrido fue de dominio público. Esta escrito mucho después que el primer libro y quizá por eso se barrunta el sentimiento de derrota de Levi, al ver con sus propios ojos como lo ocurrido empieza a quedar en segundo plano, como los jóvenes no tienen interés por oír hablar de ello y como, en definitiva, tanto sufrimiento se olvida, y el ciclo de errores responsable de tanto horror se vuelve a reiniciar.

Es una lectura triste y frustrante, a ratos da miedo y a ratos te parte el alma, pero realmente me parece fundamental conocer lo que ocurrió de primera mano y poner nombres y rostros a los números. No vale con conocer los hechos, necesitamos las vivencias y los sentimientos que los hechos provocaron para entender realmente hasta donde podemos llegar como sociedad cuando perdemos el norte y dejamos que el fascismo comience a asomar la patita (y es tan relevante hoy, en 2021, que lo que no entiendo es que libros como este no sean de lectura obligatoria en los colegios).