Pensaba que a esa hora alguien estaba mirando la Osa Mayor en Cartagena, como yo la miraba en el mar, y esa idea me hacía sentirme menos solo.
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Pensaba que a esa hora alguien estaba mirando la Osa Mayor en Cartagena, como yo la miraba en el mar, y esa idea me hacía sentirme menos solo.
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Por fortuna hay libros que no son de quien los escribe sino de quien los sufre, y éste es uno de ellos. |
Hay un instante en el que ya no se siente dolor. La sensibilidad desaparece y la razón empieza a embotarse hasta cuando se pierde la noción del tiempo y del espacio.
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Pensé que me estaba muriendo. Y esa idea me llenó de una extraña y oscura esperanza.
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Yo no hice ningún esfuerzo por ser héroe. Todos mis esfuerzos fueron por salvarme.
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Las horas pasaban y no lo rescataron, hasta que de pronto vio la aleta de un tiburón, muchos mas se acercaron a la balsa. Sabía que los tiburones serian puntuales al día siguiente y se marcharían al anochecer.
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No sentía sed ni hambre. No sentía nada, aparte de una indeferencia general por la vida y la muerte. Pensé que me estaba muriendo. Y esa idea me llenó de una extraña y oscura esperanza
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Se me pregunta cómo se siente un héroe. Nunca sé qué responder. Por mi parte, yo me siento lo mismo que antes. No he cambiado ni por dentro ni por fuera. Las quemaduras del sol han dejado de dolerme. La herida de la rodilla se ha cicatrizado. Soy otra vez Luis Alejandro Velasco. Y con eso me basta. Quien ha cambiado es la gente. Mis amigos son ahora más amigos que antes. Y me imagino también que mis enemigos son más enemigos, aunque no creo tenerlos. Cuando alguien me reconoce en la calle se queda mirándome como a un animal raro. Por eso visto de civil, hasta cuando a la gente se le olvide que estuve diez días sin comer ni beber en una balsa. |
Mi heroísmo consistió en no dejarme morir.
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Cuando uno se siente al borde de la muerte se afianza el instinto de conservación.
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¿Con qué frase empieza esta novela?