El tarro de la infelicidad: Microrrelatos de fantasía

El tarro de la infelicidad puedo afirmar que es una de las mayores sorpresas que he tenido la suerte de descubrir en mucho tiempo; en este caso además gracias a la amabilidad de su autor, Joan Márquez Franch. Se trata de un libro compuesto exclusivamente de microrrelatos de terror en un sentido que excede los convencionalismos del género. Es realmente admirable la capacidad del escritor de suscitar profundas sensaciones a través de tan escasas líneas, de conseguir una coherencia narrativa que trasciende el argumento de cada uno de ellos y, en definitiva, de proyectar un estilo tremendamente personal en el conjunto de esta antología.

En general los relatos (todos ellos de menos de una página de extensión) no guardan relación entre sí pero en ocasiones advertimos la continuación de alguno de ellos de una manera sutil puesto que en la mayoría de los casos ni siquiera comparten el mismo título. Es imposible generalizar acerca de los argumentos pero podemos adelantar que el autor pervierte escenas cotidianas hasta convertirlas en escenarios de pesadilla, en otras ocasiones nos hallamos ante seres sobrenaturales... pero los que han hecho mayor mella en mi estado de ánimo han sido aquellos que se adentran en los horrores de una psique alterada por pensamientos enfermizos.

Cabe señalar que también es identificable un humor negro un tanto retorcido que, aún sin quererlo dado el horror de los sucesos en sí, puede llegar a extraernos una sonrisa ácida. Cupiera advertir que en este sentido sería recomendable leerlos a sorbitos, disfrutando de cada uno de ellos y dejando reposar el significado de unas líneas casi poéticas. Además, dada la maestría del autor a la hora de generar escenas de verdadera pesadilla, corre el lector el riesgo de llegar a cortocircuitar como ya le ocurrió a la que escribe (que, sin embargo, no pudo evitar terminarlo de una sola sentada).

Es igualmente refrescante el homenaje del escritor a otros autores, músicos, obras, incluso videojuegos... tan presente en los microrrelatos de una manera en ocasiones velada y que debemos identificar nosotros mismos, y otras de forma explícita a través de los agradecimientos presentes en la mayoría de sus títulos. En conclusión, cabe advertir que el título general de la obra no miente y es una pertinente advertencia al lector: no será una felicidad convencional la que aporten estos relatos, sin embargo, para aquel que se atreva a abrir tan sugerente tarro, puede que encuentre algo mucho más satisfactorio a través del terror que desprende la singular pluma de Joan Márquez.