La mosca

Slawomir Mrozek no solo dejó escrito narrativa y relatos, también es conocido por sus obras de teatro, encuadradas dentro de lo que se ha dado en llamar “teatro del absurdo”. Por mencionar algunas de sus obras teatrales, citaremos “Tango” (1964) o “los Emigrados” (1975). Durante su vida, vivió en multitud de países como Italia, Alemania, México o Francia.

La obra es una recopilación de sesenta y cinco relatos breves con un denominador común: el humor, la crítica a la sociedad con sus estereotipos, a la política y otros menesteres. Todo ello narrado de manera concisa, eficaz y en apariencia sin ninguna conexión de temas de unos relatos con otros. No obstante, con una mirada más pausada se puede descubrir la ideología y la postura de Mrozek ante el mundo. Las circunstancias personales de su vida, el exilio de su país, la experiencia vital de haber vivido en distintos países y conocer sus culturas, todo ese conocimiento sobre el ser humano y el mundo queda impreso en su obra.

Su tono ácido y políticamente incorrecto para tratar ciertos asuntos en sus relatos, lo convierte en lectura recomendada. Se trata de una obra en su conjunto satírica que se disfruta en pequeños retazos de historias separadas pero interrelacionadas para dar, como comentábamos, una idea de conjunto.

Para ilustrar lo comentado anteriormente, citaremos uno de los relatos, llamado “La metamorfosis” en clara referencia a Kafka. En éste, Mrozek cuenta cómo se ha transformado en lagarto, le ha salido rabo y lo incómodo que le resulta manejarse con él para sus quehaceres cotidianos como humano. Lo realmente genial es cómo utiliza la metáfora de Kafka para darle un giro e introducir su crítica hacia el sistema político. A continuación, un extracto:

“Será que lo de la cultura tampoco es cierto. Pero ¿para qué tenemos una teoría social? El hombre se convierte en hombre gracias a que vive en grupo, o sea en sociedad, colabora, mantiene una actividad pública. ¿Y qué más público que la política? Así que fundé mi propio partido político y me convertí en su líder. El rabo quedó como estaba, pero, en cambio, empezó a salirme un hocico de cerdo. Me retiré de la política”.

Página 62
Hay numerosas referencias a pensadores destacados en el mundo de la filosofía, políticos, así como de otros ámbitos como la literatura. En definitiva, un libro escrito con gran sentido del humor, lucidez y ningún reparo.
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