¡Yo quiero saber de verdad qué es la muerte!

Muchos autores de literatura infantil y juvenil gozan del privilegio de ser también padres y de este modo a veces suelen llevar a la ficción muchos de los juegos, la imaginación y anécdotas que protagonizan junto con sus hijos. Igual de fructífera puede ser la condición de padres en el terreno de la no ficción y el escritor Monsieur Mouch lo explota con creces con temas espinosos que no por ello no dejan de ser interesantes para los más pequeñitos. Con ¡Yo sé de verdad cómo se hacen los bebés!, Emma -la hija de M. Mouch- nos daba su punto de vista sobre la maternidad, el nacimiento e incluso mencionaba los métodos anticonceptivos a través de las preguntas que la niña le hizo a su madre y que ella quiso compartir con su amigo-novio Julio a través de dibujos y frases que la pequeña recopila en un cuaderno. En esta ocasión, el tema elegido es igual o más delicado y también muy atractivo para los niños. Se trata nada menos que descubrir qué es la muerte. La vida después de la vida, el infierno, el paraíso, la razón de nuestra existencia y cómo sobrellevar el duelo de las personas queridas que ya no están entre nosotros son algunos de los temas que trata el libro.

Ahora es Julio el que más información posee sobre el tema y Emma le hace preguntas que él contesta de forma bastante objetiva. de este modo, se establece un diálogo donde los dos niños tienen mucho que aportar desde diferentes puntos de vista. de nuevo los dibujos son una herramienta infalible para representar lo que el amiguito de Emma sabe. Todo surge en el mismo momento que descubren que el pajarillo que el gato de Julio ha cazado está muerto y que sirve de disparadero para solventar muchas dudas.

Gracias a las referencias a otras culturas donde la concepción de la muerte es bastante peculiar los lectores descubrirán mucho sobre la muerte, un tema considerado tabú para los niños pero que tienen que conocer. El contrapunto, sin embargo, es que a los dos pequeños todavía les queda toda una vida por delante que podrán disfrutar.

Como en el libro anterior, el diálogo entre Emma y Julio combina la curiosidad y la sorpresa ante un tema que ellos consideran natural porque ambos tienen algún pariente que ya no está. El lenguaje es sencillo y todo está bien argumentado prescindiendo de comentarios edulcorados que hacen de este libro un manual útil para que padres, educadores y mediadores de lectura ofrezcan detalles bien documentados y completos sobre la muerte y el duelo. Libros como este que implican a los niños y a los adultos en temas tan trascendentes no deberían faltar en ninguna biblioteca porque incluso para los adultos nos descubren nuevos enfoques que podemos aprovechar.




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