Mi padre me advirtió que los sujetos más peligrosos de una cárcel no son los delincuentes, sino quienes trabajan en ella.
|
Mi padre me advirtió que los sujetos más peligrosos de una cárcel no son los delincuentes, sino quienes trabajan en ella.
|
Y a no ser que hayáis crecido en Nueva Inglaterra, no habéis conocido la peculiar calma de una población costera cubierta de nieve por la noche. No es como en otros lugares. En el ocaso, la luz hace algo extraño. No da la impresión de menguar, sino de retroceder hacia el océano. Es como si alguien se la llevara.
|
Una oda de Friedrich Schiller se escucha al final de su última sinfonía cantada por un coro.