Un emotivo e intenso libro que narra la historia de un joven judío checo que se entrega voluntariamente a los nazis con la vana esperanza de salvar a su familia. Su fuerte espíritu de lucha, de superación personal, le lleva a aprovechar cualquier mínima ventaja, cualquier resquicio de mejora, para conseguir sobrevivir. En su caso, aceptar el trabajo de tatuar los números que marcaban a los prisioneros del campo. Una tarea horrible, que le obligaba a realizar un trabajo que sus propios compañeros de infortunio consideraban colaboracionista, pero que él supo aprovechar no sólo para tener más posibilidades de sobrevivir al horror, sino para ayudar a sus compañeros en lo máximo que podía, arriesgando su propia vida. Lale conseguiría sobrevivir al horror, encontrando de camino el amor de su vida, la que sería su esposa. Y sólo muchos años después, tras la muerte de esta, se animaría a contar su historia a la autora del libro, siempre con el miedo de ser tachado de colaboracionista. Una historia narrada desde un punto de vista algo diferente a los otros libros escritos por supervivientes del holocausto. Y que deja entrever una verdad a veces oculta: que lo que pasaba en ese campo, los asesinatos en masa, era bien conocido por la población civil del entorno, algo que más tarde negarían rotundamente. |