Los inventores de Dorset Square

Este fue un libro que me llegó por sorpresa y lo cierto es que no es un género que suela interesante, el middlegrade, porque no lo disfruto. Me gusta lo juvenil, pero si tiene un tono más infantil no consigo adentrarme en la historia.
Así que, con esta lectura no me he fijado solo en si me ha gustado o no, si no en si creo que gustaría a su público objetivo, entre 10 y 13 años, o si a mí me habría gustado a esas edades.
Entiendo que la narración busca ser más amena y divertida para los niños, y hasta cierto punto lo consigue, pero aun así creo que el ritmo de la historia no ayuda demasiado. Me parece que las aventuras que viven no son muy emocionantes y la manera de contarlo todo hace que el ritmo sea algo lento, diría que sería una lectura difícil para un niño o una niña que no sea ya un lector, porque tienden a ser impacientes, y los temas que se tratan aquí son bastante típicos y no muy emocionantes.
Un mapa que esconde un tesoro que nadie sabe lo que es, una niña que vive sola con su amigo y un mono, el protagonista, lord Devonshire, tiene muy mala suerte y está muy solo, y al final, todos juntos irán en una máquina voladora a buscarlo, y habrá un grupo de gente que quiere robarles ese mapa.
Tenemos a un grupo de niños, entre ellos a Ada Lovelace, la hija de lord Byron y la mujer que se considera la primera programadora de ordenadores. La autora se atreve aquí a introducir un personaje histórico y creo que es lo más interesante del libro, porque de alguna forma puedes incluir información real y acercarla a los más jóvenes, aunque eso se explica al final de la historia en los agradecimientos.
La ambientación histórica no cobra mucha importancia y creo que se dedica mucho tiempo a conversaciones poco profundas que hacen que la historia sea más lenta, pasen pocas cosas y la lectura se haga algo pesada, al menos desde mi punto de vista. Aunque la narración sea amena, al final da la sensación de que ha pasado poca cosa, que nada ha sido muy emocionante y que la relación entre los personajes no termina de cuajar.
Puedo decir que yo no elegiría esta lectura para regalarle a un niño o una niña, porque no me parece que sea una lectura que enganche o que tenga algo en particular que pueda atraerles. Sí que pienso que una persona ya lectora tal vez podría disfrutarlo, es cuestión de gustos también, pero cuando se trata de niños nos vamos hacia un sector del público muy exigente y muy impaciente y creo que los ingredientes de este libro no son los adecuados para seducir a los más jóvenes, o al menos esa ha sido mi impresión.