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Crítica de Galena


Galena
06 December 2017
Cuando la editorial Alianza anunció la reedición de las tres novelas más conocidas de las hermanas Brontë vi que incluían un libro que hacía referencia a ellas. El sabor de las penas, una novela acerca de sus vidas, una novela, no una biografía. Así y todo, me interesaba, igual que me interesa todo lo que tenga que ver con ellas y era un libro del que no había tenido noticia hasta ahora. No es de extrañar que quisiera leerlo y no voy a negar que estaba un pelín pletórica después de leer la joya de Jane Austen en la intimidad. Sabía que no sería igual, pero esperaba que me gustase, de todos modos.
Esta novela de Jude Morgan es arriesgada, se arriesgó al publicarla, ya no diré al escribirla, porque ya sabéis que las Brontë tienen muchos fans y novelar su vida requiere decantase por una versión de esta, darles personalidad y seguramente mucho de lo que pongas sea tu visión y no la de todas las demás personas que las admiran. Igualmente entras en el mundo de la ficción e imagino que Morgan tuvo que inventar, lo cual muchos fans tampoco suelen tomarse bien. Con todo esto, lo que quiero decir es que es bueno acercarse a estos libros como algo curioso, como algo más sobre las autoras que tanto inspiran y ya está. Es una novela, no una biografía que espera ser recta y fiable. Por eso creo que hay que ir con esa idea en la cabeza y si sois muy sensibles respecto a este tema, diría que sería difícil que pudieseis disfrutar de este tipo de trabajos.
Mi primera impresión cuando empecé a leer fue de confusión. Jude Morgan emplea aquí un estilo que no es tan directo como me gusta a mí, está en presente, cambia a veces la persona verbal y las elipsis no están muy marcadas. A veces empiezo un nuevo párrafo y me cuesta un tiempo darme cuenta de que han pasado años. Para mí, no es el mejor estilo que habría podido emplear.
Y luego me sorprendió el tono, que tampoco era el que esperaba. Siempre se ha hablado de la vida de Charlotte, Emily y Anne como una sucesión de desgracias, y es verdad que tuvieron más que muchas otras personas en toda su vida, pero, aunque todos sabemos lo que es pasar por malos momentos, me cuesta creer que nunca tuviesen un momento de alegría y felicidad en sus vidas. El tono de la historia es bastante lúgubre y se apoya en esa visión oscura de la vida de las tres hermanas, por lo que todo es sufrimiento casi. Triste, oscuro, frío. Y eso no nos deja con un regusto amargo cada vez que dejamos de leer, que no es lo que yo suelo buscar en mis lecturas.
No voy a decir que no me haya gustado la novela, porque sí la he disfrutado, puede que no tanto como creía al principio que haría, pero aun así es un buen repaso de la vida de las hermanas, en especial de la de Charlotte, lo cual tiene sentido porque es de la que más datos se conocen y se conservan, es la que vivió más y estuvo más expuesta al público durante su trayectoria como escritora de éxito. También he conocido detalles sobre sus vidas que desconocía porque si os movéis un poco por el mundo de sus biografías, cada una dice cosas diferentes y también se especula mucho. He llegado a leer que Emily y Branwell tenían una relación incestuosa, que Branwell en realidad era homosexual y no había cometido adulterio con la mujer de su jefe, sino con su jefe en realidad, etc.
De todas maneras, es una buena manera de conocer sus vidas y la parte que más me ha gustado es la que se refiere a la emoción que viven al escribir, al publicar, al conocer las opiniones de sus escritos… Se hacen famosas y no se lo creen, han publicado con pseudónimos y su vida sigue en Haworth sin ser nada especial, pero media Inglaterra se pregunta quienes son los hermanos Bell.
Para darles personalidad a las autoras la novela se sostiene en lo que se ha contado. Que Anne era la pequeña y la más cuidada y que tenía una fuerte influencia de su tía Branwell; que Emily era solitaria, misántropa y con un carácter difícil, muy difícil; que Branwell era un fracaso; que el señor Brontë era un tanto rígido y que Charlotte era insegura con su aspecto, pequeña pero valiente y que las tres hermanas prácticamente nunca fueron muy felices. Esto es lo que nos puede llegar a día de hoy, pero ¿eran así realmente? Eso nunca lo sabremos, no podremos conocerlas y a mí no me gusta creer a pie juntillas lo que digan sus biógrafos, tampoco me gusta pensar que fuesen siempre tan infelices… pero eso ya es cosa mía.
La novela ofrece una versión y aunque sí que inventa, por decirlo de alguna manera, está muy asentada en los datos biográficos que se conservan de ellas, tanto por la biografía que hizo la escritora Elizabeth Gaskell, contemporánea de las Brontë y amiga de Charlotte, como en las posteriores.
He disfrutado conocer todo esto poco a poco, adentrarme en la vida de la rectoría, pero como digo, el tono tan lúgubre hace que me cueste un poco conseguirlo. Y luego hay un aspecto que sí que no me ha gustado nada de nada. Hay un tratamiento del sexo que me parece horrible, aunque puede que yo no haya entendido bien lo que la autora quería expresar. Todas las mujeres en la novela, empezando por la madre, la señora Brontë, ven el sexo como algo más bien desagradable. Algo que les gusta a los hombres y no pueden entender por qué. Los hombres también muestran una imagen perturbadora del tema, al principio el señor Brontë, pero también el director de Cowan Bridge tiene un tono similar. También está lo que cuenta una niña del mismo colegio y la desinformación con la que viven las hermanas. En toda la novela, puede que menos hacia el final, el sexo se ha visto como algo malo, negativo, algo que deben soportar y que toma un tono bastante perturbador en los personajes masculinos. Que se sexualizase tanto algunos aspectos y con este cariz a lo largo de toda la novela no me ha gustado mucho, creo que sobra.
La edición forma parte de la colección que Alianza ha sacado de estas reediciones de las tres obras mas conocidas de las hermanas, aunque he visto que La inquilina de Wildfell Hall empieza a ser ahora con más fuerza la obra de referencia de Anne Brontë y por lo que me han contado es mucho mejor que Agnes Gray. Yo solo he leído la de la Inquilina y me fascinó, a ver si pronto leo su primera novela y puedo comparar yo misma.
Aun así, es una colección muy bonita y práctica, en tapa dura y tienen diseños relacionados. El sabor de las penas, como las demás, tiene una sobrecubierta y un interior sencillo, me hubiera gustado que además de la historia en sí incluyese una introducción o alguna nota de la autora.
En conclusión, puedo decir que ha sido una experiencia interesante. A medida que avanza en la lectura me he ido acostumbrado al estilo, un tanto peculiar, y creo que hace un buen trabajo asentándose en lo que se transmite de las Brontë en las biografías que hay publicadas. No se va por teorías, sino que sigue la historia oficial y en base a esos datos recrea la personalidad de las tres hermanas escritoras y la de su padre.
Como he dicho al principio, no tengo problema con este tipo de lecturas porque soy capaz de ir con la mente abierta, pero sé que hay personas a las que les cuesta o que son muy sensibles a este tipo de proyectos. Es una lectura interesante, sobre todo si sois fans de las autoras y puesto que su vida fue tan fascinante, es lógico que la mayoría de sus lectoras queramos saber más como era, por eso las novelas que surgen son una forma de aliviar esa curiosidad. Hay que tener siempre presente eso, que son novelas y que no hay manera de saber lo cerca o lo lejos que están de lo que fue la realidad de sus vidas, pero son lecturas curiosas, interesantes y yo disfruto de este tipo de lecturas. Si os llama la atención, os animo desde aquí a darle una oportunidad.
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