El acuerdo

No recuerdo cómo llegue hasta esta novela, pero doy gracias por ello. Pensé que seria una de estas novelas predecibles y sencillas que son bonitas pero que tampoco son nada extraordinario pero, puede que porque me hice una idea previa de lo que iba a ocurrir después de leer la sinopsis (idea totalmente equivocada), me ha sorprendido y la he disfrutado muchísimo.

Richard será un mujeriego, pero apenas lo vemos en la historia. Prácticamente desde el principio tenemos el momento en el que llegan al acuerdo (cosa que agradezco porque pensé que se alargaría más) por lo que casi desde el principio tienen que comenzar con su mentira, vivir juntos y conocerse a fondo para poder aparentar ser una pareja enamorada. A partir de ahí, no solo conocemos mejor a ambos protagonistas y sus pasados, lo que les ha llevado a ser como son y vivir la vida como lo hacen, sino que vemos cómo se van adaptando el uno al otro, a la convivencia, cómo Richard se integra en el nuevo trabajo y en la familia que lo dirige... Debido a su pasado, a la familia que tuvo, Richard es un hombre frío, distante, que se centra sólo en el trabajo porque es lo único que no le ha fallado hasta el momento y esos rasgos se acentuaron mucho más al trabajar donde lo hacía. Era de esos lugares que te restan en vez de sumarte, de esos jefes que te hunden en vez de levantarte. Pero, en el nuevo trabajo, creen en la familia, en conocerse y apoyarse los unos a los otros. El dueño trabaja junto a toda su familia en la empresa y considera al resto de empleados como parte de la misma. al entrar a trabajar aquí, Richard consigue, sin pedirlo ni quererlo, una familia al completo que lo quiere y apoya en todo momento.

Y aunque eso influye en su evolución, el principal detonante es Katharine. Es ella, con su alegría y optimismo, con su enorme corazón y su sencillez, con su comprensión y su inocencia, con su belleza tanto por dentro como por fuera, la que hace que el mundo de Richard acabe patas arriba y apenas recuerde cómo era vivir antes de que ella formara parte de su vida. Y, Dios, su historia es tan bonita, son tan adorables juntos, que tengo que recomendarosla sí o sí. Es de esas historias que, aunque acaben bien (e incluso tengan epílogo, algo por lo que estoy inmensamente agradecida) te deja con ganas de más, mucho más.

No conocía a la autora, pero me ha gustado mucho. Para mi sorpresa (y alegría) la mayoría de la historia está narrada desde el punto de vista de Richard, con algunos capítulos narrados por Katharine. El ritmo de la trama es ágil, ligero, con unos diálogos divertidos y una pluma sencilla pero bonita, con ese algo especial que te engancha. Lo devoras casi sin darte cuenta y te deja con ganas de de que la historia no acabe para poder disfrutar de ella un poco más.
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