Boom boom boom

Lo que era una entrevista promocional a un famoso cantante internacional antes del concierto del siglo se convierte en un forcejeo dialéctico dispar en la obra Boom Boom Boom (Edicions Món de Llibres, 2015) de Xavi Morató (n. 1983), un habitual del circuito alternativo barcelonés. El autor catalán, que con esta pieza obtuvo el Premi Ciutat de Manacor Jaume Vidal i Alcover y que también tiene en su haber el Premi Born en su edición de 2014 por Un peu gegant els aixafa a tots, plantea un combate desigual. Èric, el cantante, es un analfabeto funcional con éxito, un éxito inmerecido auspiciado por una sociedad inculta y sin valores. A él se enfrentan dos personajes (Jacob y Gerard), que planean vengarse a su manera y que no son lo que parecen, porque ocultan en su interior un lacerante drama personal y una vida frustrante fruto de circunstancias adversas, vinculadas precisamente con alguno de los integrantes de esa sociedad inculta y sin valores.
Èric no es rival en esta peculiar pugna por su simpleza, pero significa, representa demasiado para los demás como para no ser una pieza de caza apetecible. Y eso es lo que hacen Jacob y Gerard, cazar, pero con la razón como arma. “Tenim a les nostres mans un del símbols de la indigencia de la raó”. El gusto mayoritario y una vigente dictadura de ideas banales es lo que pone contra la pared a Èric, porque “l'heroi del segle XXI no es el filòsof, no és l'erudit, no es el savi”, es el cantante Èric y su superflua música comercial. Jacob tiene las mangas de la camisa anchas para poder esconder sus ases y sacarlos en el momento que más le convenga y bien que lo logra. Él tira de Gerard y lleva hasta el último instante su batalla contra “el carnaval esfereïdor de l'estulticia humana”, aunque por momentos pierda la esperanza: “L'espècie es perpetuarà i l'estupidesa ens seguirà governant… Podríem arribar tan lluny sense ells, tan lluny… Ah, si no hi fossin! Volaríem”.
Dividida en tres actos de espléndida carpintería teatral, esta es una obra interesante con unos imprevistos puntos de giro que impulsan la historia hasta el inesperado desenlace, con unos personajes bien perfilados (Jacob es frío y calculador, Gerard es bondadoso y tolerante a pesar del primer acto y Èric es iletrado e incapaz pero con suerte), con unos diálogos finales trepidantes y con un certero uso de la tensión dramática, resuelta con un final inesperado y de amargo regusto.